El anuncio de Putin sobre el uso de misiles nucleares ha generado diversas reacciones entre la población rusa, que oscila entre la preocupación y el apoyo a su liderazgo.
Tras el reciente anuncio de Vladimir Putin sobre el lanzamiento de un nuevo misil balístico de alcance intermedio hacia Ucrania, muchos rusos se despertaron con sentimientos de inquietud al considerar que la posibilidad de una guerra nuclear se ha vuelto un poco más tangible.
Sin embargo, la respuesta de los medios controlados por el Estado en Rusia ha sido, en su mayoría, de respaldo incondicional hacia este nuevo giro amenazante de su líder.
La reacción de la prensa y de los canales de redes sociales pro-gubernamentales fue aplaudir las promesas de Putin de hacer temer a los enemigos de Moscú. Durante su discurso, Putin afirmó que Rusia tiene el derecho de atacar a aquellas naciones que permitan que sus armas sean utilizadas contra las instalaciones rusas.
Esta declaración se produjo inmediatamente después del lanzamiento del misil Oreshnik, capaz de transportar armamento nuclear, lo que ha sido interpretado en Occidente como una amenaza directa no solo a Ucrania, sino también a sus aliados.
Históricamente, la relación de Rusia con Occidente ha estado marcada por la tensión y el conflicto, especialmente desde la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de Ucrania en febrero de 2022. La retórica bélica regular de Putin ha desensibilizado a gran parte de la población rusa ante estas declaraciones extremas.
Denis Volkov, director del Centro Levada, un destacado encuestador independiente, comentó que el tema del uso de armas nucleares solía ser un tabú en la sociedad rusa.
Sin embargo, ha observado un cambio entre las élites, que ahora consideran más apropiado hablar de la seriedad de las amenazas nucleares que enfrenta el país por parte de Occidente.
Uno de los aspectos más inquietantes de esta situación es el crecimiento del apoyo a la postura militarista de Putin entre los ciudadanos rusos.
A pesar de que aún alrededor del 50% de los encuestados consideran inaceptable el uso de armas nucleares, una encuesta reciente reveló que el número de quienes ven dicha opción como aceptable ha aumentado al 34%. Esto sugiere una creciente normalización de la idea del uso de la fuerza nuclear como herramienta de defensa nacional.
Más sorprendente aún, aunque un número creciente de rusos aboga por el inicio de conversaciones de paz, también se observa una tendencia en aumento de quienes apoyan a Putin en sus declaraciones agresivas hacia el Occidente.
Este fenómeno está alimentado por una continua narrativa mediática del Kremlin que describe a Ucrania y a los aliados occidentales como los verdaderos agresores.
El entorno actual es muy volátil, y con las nuevas declaraciones de Putin, es posible que cada vez más rusos se alineen con la idea de que la respuesta de Rusia debe ser contundente.
La percepción de una amenaza inminente ha generado un debate intenso dentro del país, aumentando la presión sobre el gobierno y los medios para mantener su narrativa de una Rusia bajo ataque.
A medida que la situación se desarrolla, el futuro de las relaciones entre Rusia y Occidente parece cada vez más incierto, y la población rusa continúa navegando entre la preocupación y la aceptación de la postura militarista de Putin.