La muerte de seis turistas occidentales en Vang Vieng, Laos, revive la oscura historia de fatalidades en esta popular localidad entre mochileros.

La reciente tragedia en Vang Vieng, Laos, con la muerte de seis turistas occidentales, incluyendo a dos adolescentes australianos, ha levantado nuevamente el telón sobre la oscura historia de esta localidad, un destino popular entre los mochileros.

El trágico incidente ocurrió cuando los turistas, sin darse cuenta, consumieron alcohol adulterado, reviviendo recuerdos de un pasado marcado por fatalidades y accidentes en este enclave turístico.

A principios de este siglo, Vang Vieng era conocida por su peligrosa reputación, con un promedio de 20 fallecimientos de turistas al año, junto con un número mucho mayor de lesiones graves.

Este triste récord alcanzó su punto máximo en 2011, cuando 27 turistas perdieron la vida.

Las causas de estas muertes estaban mayormente relacionadas con prácticas de entretenimiento extremo, como el 'tubing' – que implica deslizarse por el río Nam Song en tubos inflables – así como el consumo excesivo de alcohol y el uso de drogas.

Una de las actividades que más accidentes generaba era el salto de cuerda y el uso de tirolinas, donde muchos jóvenes caían y se golpeaban en aguas poco profundas.

En aquellos tiempos, los bares de la ribera competían ferozmente en brindar la bebida más accesible, y muchos dueños de bares sucumbieron a la tentación de mezclar su alcohol con etanol y metanol para ofrecer “más por su dinero”.

En respuesta a la alarmante cantidad de muertes y lesiones ocurridas entre turistas, el gobierno de Laos decidió actuar a partir de 2012. Se impusieron regulaciones más estrictas: la mayoría de los bares ribereños fueron cerrados, y se eliminaron las instalaciones peligrosas como las plataformas de buceo y las tirolinas.

Las horas de cierre de los bares restantes eran controladas y, aunque el 'tubing' se volvió más seguro, la reputación de Vang Vieng como un paraíso para fiesteros persistió.

En mi visita a Vang Vieng en 2013, los bares ribereños aún ofrecían ‘cubos’ de whisky a precios irrisorios.

Aquel alcohol, de dudosa calidad, era mezclado con refrescos, y la distracción provenía de ver episodios de 'Friends' y 'Los Simpsons' en bucle perpetuo.

La transición de la hedonista libertad a un ambiente controlado se estaba llevando a cabo, pero el espíritu festivo todavía estaba presente.

Vang Vieng ha evolucionado a lo largo de los años, pero sigue siendo un recordatorio de lo que puede suceder cuando la diversión sobrepasa los límites del sentido común.

Este último fatídico evento pone de manifiesto la necesidad de seguir priorizando la seguridad de los turistas, recordando que el alcohol y las actividades extremas pueden tener consecuencias trágicas.

El eco de las antiguas advertencias sobre este destino irregular resuena nuevamente mientras las autoridades deben seguir trabajando para garantizar la seguridad de todos los visitantes.