Donald Trump confía en Robert F. Kennedy Jr., un activista conocido por sus posturas contra las vacunas, para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.
Washington: La elección de Donald Trump como presidente ha traído consigo una noticia sorprendente: planea nombrar a Robert F. Kennedy Jr.
para liderar el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Kennedy, perteneciente a una famosa dinastía política estadounidense, ha ganado notoriedad como abogado ambientalista, enfrentándose con éxito a grandes corporaciones como DuPont y Monsanto.
Sin embargo, su carrera ha tomado un rumbo diferente en las últimas dos décadas, ya que ha volcado su energía en la promoción de información errónea respecto a la seguridad de las vacunas.
Kennedy ha defendido teorías desacreditadas que afirman que las vacunas infantiles pueden causar autismo, una afirmación que carece de respaldo científico.
A pesar de las múltiples investigaciones que han refutado esta afirmación, Kennedy ha mantenido su postura, ganándose así tanto seguidores leales como severas críticas.
Además, es el líder del grupo anti-vacunas conocido como Children's Health Defence, que ha crecido exponencialmente durante la pandemia.
Aunque él insiste en no ser antivacunas, ha manifestado en reiteradas ocasiones su oposición a estas.
En un podcast, afirmó que "no hay vacuna que sea segura y efectiva" y ha instado a las personas a no seguir las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sobre el calendario de vacunación infantil.
Esta postura generosa en desconfianza hacia las vacunas ha encontrado un terreno fértil en un contexto donde la desinformación ha proliferado.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos supervisa una amplia gama de asuntos que incluyen la seguridad de los medicamentos y alimentos, la investigación médica y los programas de seguridad social como Medicare y Medicaid.
Aparentemente, Trump ha prometido a Kennedy total libertad en la formulación de políticas de salud, lo que invalidaría décadas de consenso científico sobre la vacunación y la salud pública en general.
Esta controvertida elección de Trump podría impactar la confianza del público en las vacunas, especialmente después de los eventos recientes relacionados con la pandemia de COVID-19. Los años previos al 2020 habían visto un aumento en los movimientos antivacunas en Estados Unidos, a lo que se sumó la crisis de salud global que puso a prueba la infraestructura de salud pública.
La llegada de Kennedy a esta posición podría provocar una polarización aún mayor en un campo que ya es delicado.
Históricamente, el debate sobre las vacunas ha estado presente desde su invención.
A finales del siglo XIX y principios del XX, se registraron casos de resistencia a vacunaciones en varias comunidades.
Sin embargo, con la introducción de las vacunas modernas, el impulso de la medicina preventiva se ha mantenido sólido, mostrando claros beneficios en la salud pública.
La designación de Kennedy podría revertir esta tendencia, ya que su llegada se interpreta como una posible erosión de las políticas de salud pública basadas en evidencia científica.
En las próximas semanas, será crucial observar la reacción de la comunidad médica y del público en general ante este nombramiento, así como las políticas que Kennedy implementará al frente de una de las agencias más importantes del país en el ámbito de la salud.
La gran intersección entre política y salud pública está más visible que nunca, y la promoción de la salud basada en datos tomará un papel protagónico en este nuevo capítulo.