Desacuerdo en la política exterior de Israel genera controversia en el ámbito político estadounidense
En el año 2014, el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Oficina Oval, donde el líder israelí dio una conferencia sobre el futuro de Gaza, un estado palestino y un acuerdo nuclear con Irán en un tono que Obama consideró condescendiente y despectivo.
Después de la reunión, un asistente le preguntó cómo había ido.
Netanyahu "me meó en la pierna", respondió Obama, según dos personas familiarizadas con el intercambio que hablaron bajo condición de anonimato para revelar una conversación privada.
Este momento fue emblemático de una dinámica que está culminando en los amargos debates sobre Israel que ahora estallan en el panorama político estadounidense.
En los últimos 16 años, Netanyahu se ha alejado notablemente de la bipartidista de sus predecesores para abrazar a los republicanos y despreciar a los demócratas, una actitud cada vez más reflejada en el enfoque de cada partido hacia Israel.
La guerra en Gaza ha acelerado enormemente el cambio, ya que el amplio apoyo de los estadounidenses hacia Israel se está rompiendo a lo largo de líneas partidistas y generacionales.
Esta división, materializándose en protestas airadas y debates demócratas, marca un cambio fundamental en la política estadounidense.
"No creo que haya otra manera de decirlo: Netanyahu ha sido un desastre absoluto para el apoyo de Israel en todo el mundo", dijo el senador Chris Murphy.
"Aquí en Estados Unidos, Netanyahu tomó una decisión imprudente al integrarse con el Partido Republicano, tomando posturas muy claras en la política estadounidense, y ha tenido graves consecuencias".
Netanyahu no es el único responsable del cambio.
Israel se ha movido constantemente hacia la derecha y el Partido Demócrata hacia la izquierda en los últimos años, mientras que los recuerdos del Holocausto, que durante mucho tiempo sustentaron la simpatía de los estadounidenses hacia Israel, han comenzado a desvanecerse en el pasado.
Pero Netanyahu ha liderado el cambio con una estrategia de alinearse con la derecha estadounidense, según ex asesores, una decisión que subyace en su creciente distanciamiento con Biden, quien personifica el tradicional afecto demócrata por Israel.
Las implicaciones para Israel no podrían ser mayores, ya que los líderes de todos los lados coinciden en que el apoyo militar y diplomático estadounidense son fundamentales para la viabilidad del estado judío, que enfrenta poderosos vecinos y un creciente número de desafíos diplomáticos.