La visita de Kim Jong-un a Rusia podría provocar molestias en Xi Jinping y afectar la estabilidad regional

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En Asia, el presidente ruso Vladimir Putin está extendiendo la alfombra roja para recibir a Kim Jong-un de Corea del Norte, lo que probablemente no agradará a Xi Jinping.

Para China, Corea del Norte siempre ha sido como un hermano menor impulsivo, en lugar de cumplir el papel más obediente que China desearía: recibir instrucciones y depender de Beijing.

¿Dónde queda China en todo esto? El presidente ruso Vladimir Putin y el líder de Corea del Norte Kim Jong-un.

Crédito: AP Para Xi, es un movimiento rebelde, e incluso un insulto, que Kim elija Moscú en lugar de Beijing para una rara visita al extranjero, y la primera en años, especialmente considerando que China fue una línea de vida para Corea del Norte durante la pandemia.

Aún peor, la visita de Kim podría alterar la estabilidad regional, algo que China valora profundamente.

No está claro cuán relevante puede ser el apoyo militar de Corea del Norte para Rusia, pero cualquier cosa que pudiera prolongar la guerra en Ucrania es problemática para Beijing.

Un acuerdo de armas con Corea del Norte también podría llevar al Kremlin a pedir más apoyo a China, poniendo a Beijing en una posición cada vez más incómoda.


La guerra de Rusia en Ucrania ha sido un dolor de cabeza para Beijing desde el primer día.

El conflicto obstaculiza las ambiciones globales de China a medida que emerge de la pandemia, principalmente para mostrar al mundo que está abierto y listo para hacer negocios nuevamente.

Además de las tensiones geopolíticas, esta visita también tiene implicaciones económicas.

La colaboración entre Kim Jong-un y Vladimir Putin podría abrir nuevas oportunidades de negocios entre Corea del Norte y Rusia, lo cual sería perjudicial para China.

Beijing se encuentra en un dilema, ya que no puede presionar a Corea del Norte sin arriesgar la estabilidad en la región, pero tampoco puede permitir que este país se acerque demasiado a Rusia.

En definitiva, la visita de Kim a Moscú representa un desafío para la influencia china en la península coreana y pone a prueba la capacidad de Xi Jinping para mantener el liderazgo regional.