La inusitada propuesta de asesinato de la vicepresidenta Sara Duterte hacia el presidente Bongbong Marcos genera conmoción en el escenario político filipino.
En un hecho sin precedentes, la vicepresidenta de Filipinas, Sara Duterte, ha anunciado en una conferencia de prensa por Zoom que ha contratado a un asesino a sueldo para eliminar a su propio compañero de gobierno, el presidente Bongbong Marcos.
Este sorprendente giro en la política del archipiélago del sudeste asiático ha dejado perplejos a los ciudadanos y analistas por igual.
Sara Duterte, hija del ex presidente Rodrigo Duterte, quien fue conocido por su gobierno contundente y controvertido, realizó esta impactante revelación en la madrugada del sábado.
Durante su intervención, mencionó que su intención es que el asesino mate a Marcos únicamente si ella resulta asesinada primero.
No obstante, no proporcionó detalles sobre ninguna amenaza específica en contra de su vida, limitándose a comentar que había "escuchado cosas".
Históricamente, las familias Duterte y Marcos han tenido un papel significativo en la política filipina.
Ferdinand Marcos, padre de Bongbong, fue un dictador cuya administración estuvo marcada por la corrupción y violaciones de derechos humanos que llevaron a su derrocamiento en 1986. Por su parte, Rodrigo Duterte es recordado por su polémico enfoque en la lucha contra las drogas, que resultó en miles de muertes y críticas a nivel internacional.
El poder de ambos clanes se consolidó en un acuerdo político que llevó a Marcos a la presidencia y a Duterte a la vicepresidencia, uniendo por primera vez en décadas a estas dos influyentes dinastías.
La declaración de Sara Duterte evoca ecos de la tumultuosa relación entre Donald Trump y su ex vicepresidente Mike Pence en 2021. Durante ese periodo, Pence se negó a ceder ante la presión de Trump para anular los resultados electorales tras la victoria de Joe Biden, lo que condujo a momentos de alta tensión en el Capitolio de EE.UU. Sin embargo, en este caso, no hay un grupo organizado detrás de Sara Duterte, sino una declaración individualmente provocativa que plantea serias implicaciones para la estabilidad del gobierno.
Durante la misma conferencia, Sara Duterte aseguró a los presentes que lo que había dicho no era una broma.
La respuesta del portavoz de Marcos no se hizo esperar, afirmando que cualquier amenaza a la vida del presidente es un asunto serio y debe ser tratado como tal.
Las autoridades policiales y fiscales ya han iniciado investigaciones sobre este inquietante anuncio.
Algunos se preguntan si Sara Duterte ha perdido la cordura o si está actuando dentro de un juego de poder característico de la política filipina.
Ocho años atrás, el público observó cómo Rodrigo Duterte utilizaba tácticas de intimidación y violencia para consolidar su control político.
Este ambiente tóxico puede haber encontrado su camino hacia la nueva administración.
Durante la jornada del lunes siguiente, la vicepresidenta se sintió obligada a aclarar sus comentarios, afirmando que había sido "sacada de contexto" de manera malintencionada.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y el escenario político de Filipinas está en un estado de desasosiego y expectativa.
La situación actual plantea serias interrogantes sobre la gobernabilidad y el futuro de la política en un país que ha vivido su share de crisis políticas en las últimas décadas.