La candidata a la presidencia por los demócratas, Kamala Harris, realiza un recorrido por Georgia, un estado que fue fundamental en la victoria de Biden en 2020. La gira se da en el contexto de una campaña renovada tras el retiro de Biden.
Desde el Aeropuerto Nacional Reagan en Washington, me encuentro en espera de abordar un vuelo hacia Georgia, un estado del sur profundo que jugó un papel crucial en la victoria del presidente estadounidense Joe Biden hace cuatro años.
La candidata presidencial demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, ha llegado al Aeropuerto Internacional Savannah/Hilton Head en Savannah, Georgia, donde fue recibida por entusiastas seguidores.
Georgia, que hasta las elecciones de 2020 había sido considerado un bastión seguro para el Partido Republicano, vio cómo Trump perdió de manera ajustada ante Biden, con una diferencia de menos de 12,000 votos.
Antes de este desenlace, ningún candidato demócrata había triunfado en el estado desde Bill Clinton en 1992. Este cambio en el panorama político lo convierte en uno de los focos de atención en las elecciones presidenciales de este año.
La estrategia de Harris para este ciclo electoral incluye un recorrido de dos días por diversas comunidades urbanas, rurales y suburbanas de Georgia.
Su compañerismo, Tim Walz, gobernador de Minnesota, acompaña a la vicepresidenta en esta misión con la esperanza de que el estado, conocido como el 'Estado del Melocotón', respalde su candidatura.
El recorrido culminará en un mitin que se llevará a cabo en la ciudad costera histórica de Savannah el jueves por la noche (viernes en AEST).
El hecho de que Harris y Walz inicien su campaña en Georgia, tras la reciente Convención Nacional Demócrata, señala un cambio significativo en el enfoque del partido, especialmente desde que Biden suspendió su campaña para la reelección el mes pasado.
Hasta ese momento, muchos analistas demócratas consideraban que el 'soleado sur' -que incluye estados en rápido crecimiento como Georgia, Arizona, Nevada y Carolina del Norte- estaba inclinándose hacia Trump, sugiriendo que el partido debería concentrar esfuerzos en los cruciales campos de batalla del 'cinturón de óxido' en Pennsylvania, Wisconsin y Michigan.
Sin embargo, las encuestas actuales indican que los siete estados en cuestión están muy disputados y podrían inclinar la balanza en la próxima elección.
Este resurgimiento del interés por Georgia demuestra el potencial de cambio en un estado que ha estado bajo el control republicano durante décadas.
El contexto histórico de Georgia es fascinante, ya que en las últimas décadas se ha transformado radicalmente en términos demográficos y políticos.
Las iniciativas para aumentar la participación electoral entre las comunidades afroamericanas y los jóvenes han contribuido significativamente a esta nueva realidad.
Con la presión de una carrera presidencial repleta de desafíos, la campaña de Harris en Georgia será observada de cerca, no solo por el posible impacto que pueda tener en la carrera, sino también por el testimonio que representa sobre el estado del electorado estadounidense en la actualidad.