A pesar de un veto oficial, la langosta australiana sigue siendo un manjar buscado en los restaurantes de Beijing, especialmente durante la celebración de la Semana Dorada.

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Beijing se viste de gala en medio de las celebraciones de la Semana Dorada, una de las festividades más esperadas del año en China, y un grupo de amigos se reúne en un restaurante de mariscos en el centro de la ciudad.

En una privada habitación VIP, se deleitan con copiosas copas de vino y un abundante plato de sashimi que, según el menú, está elaborado con langosta australiana.

Sin embargo, la situación es más compleja de lo que parece, ya que uno de los comensales bromea sobre la veracidad del marisco, mencionando que la langosta no contaba con licencia, lo que impide la corroboración de su origen.

Pese a la broma, expresa que disfrutar de estos manjares le proporciona placer y lo ayuda a combatir la depresión.

En otro restaurante cercano, el Shezhou Sihai Seafood Restaurant, se ofrece un banquete para diez personas que incluye langosta australiana por un precio astronómico de 2,186 euros.

Un empleado, lleno de entusiasmo, asegura que los mariscos son auténticamente australianos, aunque las tan deseadas langostas han desaparecido de los acuarios, dejando en su lugar a cangrejos.

La justificación del empleado es que las langostas han sido llevadas a la cocina para la preparación de la cena.

Esta situación no es nueva.

La langosta australiana ha estado en una suerte de limbo desde hace cuatro años, cuando el gobierno chino impuso una prohibición de aduanas que la mantiene fuera de las costas continentales.

Esta decisión ha hecho que el crustáceo, considerado el rey de los menús en el país, se convierta en una especie de 'persona non grata' en la gastronomía china.


A pesar de esto, la demanda por esta delicadeza ha aumentado entre los consumidores que buscan experiencias culinarias exclusivas.

Históricamente, la langosta australiana tenía un papel destacado en las fiestas y celebraciones de la cultura china, siendo un símbolo de lujo y un plato codiciado en ocasiones especiales.

Sin embargo, las restricciones comerciales comenzaron a afectar su importación en 2020, en un contexto de tensiones diplomáticas entre Australia y China, lo que resultó en un impacto significativo en las relaciones comerciales bilaterales.

Durante estos años, los precios de la langosta han variado, alcanzando cifras récord en el mercado negro, donde algunos la consideran un artículo de lujo reservado para aquellos dispuestos a pagar cualquier suma por disfrutarla.

Este fenómeno ha atraído la atención de los medios de comunicación y ha convertido a la langosta australiana en un símbolo de la compleja relación entre ambos países.

Aún con la prohibición vigente, la pasión por la langosta australiana parece no haber disminuido entre los comensales de Beijing, quienes continúan buscándola con voracidad.

La situación actual refleja el deseo de lujo y tradición que caracteriza a la cultura gastronómica china, demostrando que, a pesar de las adversidades, el deseo de disfrutar de este manjar persiste con fuerza.