Los estudiantes en Bangladés desafían a las autoridades exigendo cambios en el sistema de cuotas para empleos públicos, enfrentándose a una fuerte represión gubernamental.

Nueva Delhi: Un video reciente, grabado este mes, muestra a un manifestante bangladesí vestido con una camiseta negra, erguido en un lado de una calle desierta.

Con los brazos extendidos y sosteniendo un palo en una de sus manos, desafía a las autoridades que se encuentran al otro lado de la calle.

Varios policías, equipados con chalecos antibalas y cascos, apuntan sus armas hacia él.

El hombre, en un acto de valentía, se mantiene inmóvil, instando a los oficiales a que disparen.

De repente, los policías comienzan a abrir fuego.

Este conflicto estalló cuando las fuerzas del orden utilizaron bombas de gas lacrimógeno para dispersar a los estudiantes que se manifestaban en Dhaka, Bangladés.

Este evento ha marcado una de las etapas más violentas en el país desde que obtuvo su independencia en 1971. El video, verificado por la agencia de noticias Storyful y difundido por múltiples canales de televisión, se ha convertido en un símbolo de la impotencia y desafío de los estudiantes que están pidiendo una reforma en el sistema de cuotas para acceder a los empleos gubernamentales.

Como respuesta a la creciente ola de protestas, el gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina ha intensificado la represión.

Las autoridades han interrumpido el acceso a internet, movilizado tropas paramilitares y declarado un toque de queda en varias áreas.

La situación ha escalado de tal forma que se han reportado más de 100 muertes en los enfrentamientos.

El viernes por la noche, el gobierno impuso un toque de queda nacional y solicitó la intervención del ejército para restaurar el orden.

En el transcurso del sábado, la policía informó que al menos 12 personas perdieron la vida.

Sin embargo, el domingo, el Tribunal Supremo de Bangladés intervino con un fallo que representó una concesión significativa hacia los manifestantes.

Esta decisión podría abrir oportunidades laborales para miles de estudiantes.

Tras conocerse el veredicto, las calles de Dhaka quedaron mayormente vacías, aunque algunos grupos de estudiantes continuaron manifestándose, mientras helicópteros sobrevolaban la zona y los patrullajes militares recorrían la ciudad.

Muchos estudiantes afirmaron que no cesarían las protestas hasta que se aprobara formalmente la ley que respalde la decisión judicial.

El descontento surgió como respuesta a un sistema de cuotas que favorecía a determinados grupos en el acceso a empleos en el sector público.

Se estima que estas cuotas componen el 56% de todos los empleos gubernamentales, beneficiando en gran medida a los familiares de veteranos de guerra.

La historia de Bangladés está marcada por luchas sociales y políticas, desde su lucha por la independencia hasta las agitaciones actuales, y esta lucha de los estudiantes puede ser vista como una continuación de esa necesidad de cambio en busca de una mayor equidad en la sociedad.