La reciente muerte de una joven afgana en Ghor tras un matrimonio forzado ha provocado una ola de indignación y preocupación internacional sobre la situación de las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán.

La trágica muerte de una joven afgana de solo 20 años, conocida como Abida, ha conmocionado a la comunidad internacional y ha avivado los debates sobre la situación de los derechos de las mujeres en Afganistán.
La joven, originaria de la provincia de Farah en el oeste del país, fue reportada en las últimas semanas como víctima de un suicidio, presuntamente provocado por su obligatoria unión con un militante talibán, quien le habría impuesto un matrimonio en contra de su voluntad.
El incidente, aún sin confirmación oficial por parte de las autoridades de facto del régimen talibán, ha sido denunciado por activistas y diversos medios de comunicación que han difundido fotografías de Abida y relatos que evidencian la vulnerabilidad de las mujeres en Afganistán.
La muerte de la joven ha desencadenado una ola de protestas y llamados internacionales para que se investigue y se haga justicia.
"Detengan este feminicidio. Las mujeres de Afganistán también son seres humanos y merecen respeto y protección. Necesitamos que cada voz se una por Abida y por todas las que sufren en silencio", afirmó la activista Mina Rafiq en una entrevista con la agencia EFE.
Rafiq subrayó que casos como el de Abida no son aislados, sino que reflejan una realidad que se repite día a día en el país.
"Si nos suicidamos o nos matan después de un matrimonio forzado, da igual. La religión que nos impone esto no puede justificar tanta violencia. Es hora de alzar la voz y exigir justicia", añadió la activista. Rafiq también destacó que las mujeres en Afganistán no han olvidado ni perdonado estos abusos, y que su lucha por los derechos básicos continúa pese a las amenazas.
Otra activista, Gol Chehra Yaftali, compartió en su cuenta de X (antes Twitter) un video en el que exige justicia para Abida, recordando que su voz y su dolor quedaron silenciados por un sistema que las oprime sistemáticamente.
"Abida no estaba sola. Hay cientos de niñas en provincias como Ghor, Badakhshan, Kandahar y Herat que también sufren en silencio, muriendo en la sombra de promesas incumplidas", expresó.
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La comunidad internacional ha criticado duramente estas políticas, considerando que constituyen un grave retroceso en los derechos humanos.
El relator especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en Afganistán, Richard Bennett, manifestó su preocupación ante la situación y pidió responsabilidades a las autoridades talibanes.
En su cuenta de X, Bennett calificó los informes sobre la muerte de Abida como "devastadores" y expresó sus condolencias a la familia. Además, hizo un llamado a realizar una investigación exhaustiva y a establecer mecanismos de rendición de cuentas.
"Es fundamental que se investiguen estos casos y que se brinde apoyo en salud mental a las víctimas y sus familias. La opresión sistemática también requiere una mayor atención en aspectos de salud emocional y psicológica", afirmó Bennett. La comunidad internacional ha insistido en que la situación de las mujeres en Afganistán requiere una respuesta urgente y efectiva, en busca de un cambio que garantice derechos y libertades básicas.
Mientras tanto, las voces de activistas y defensores de derechos humanos continúan alzándose, exigiendo justicia y el fin de la violencia de género en el país.
La historia de Abida se ha convertido en símbolo de la lucha por la dignidad y los derechos de las mujeres afganas, que enfrentan una realidad marcada por la opresión y la impunidad.
Es imperativo que la comunidad global no olvide estos casos y siga presionando por un cambio real y duradero en Afganistán.