Los participantes de Gaztemundu 2024 vivieron una semana llena de aprendizaje sobre danzas vascas y culminaron su formación en el Campeonato de Dantza de Araba.

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El día siguiente, continuaron con la formación en Bilbao y posteriormente exploraron las impresionantes instalaciones del Museo Guggenheim.

El miércoles, la excursión los llevó hacia Iparralde, donde recorrieron la pintoresca localidad de Donibane Lohitzune. En el cementerio local, tuvieron un momento de reflexión al rendir homenaje al lehendakari José Antonio Agirre, visitando su tumba y el busto que le rinde homenaje en la Rue Gambetta.

Además, aprovecharon para conocer Biarritz y Baiona, dos localidades emblemáticas del sur de Francia.

Los días jueves y viernes, los jóvenes se trasladaron a Nafarroa, centrándose en Tafalla y Estella-Lizarra. En Tafalla, se dedicaron a aprender La Pilindros, una jota navarra que homenajea al pueblo. Compuesta en los años 60, esta #danza ha sido un símbolo de la identidad de Tafalla, siendo bailada con alegría por generaciones de dantzaris, incluso aquellos que ya superan los 80 años.

En Estella-Lizarra, la Larrain Dantza fue la estrella, destacándose por su complejidad técnica y su carácter popular. Esta danza se baila con entusiasmo en la plaza durante las festividades, y es conocida por sus variados pasos que incluyen: cadena, jota, punteado, fandango, vals y bolero.

Durante el proceso de aprendizaje, los jóvenes demostraron gran dedicación y talento, lo que prometía un buen espectáculo.

El sábado llegó el momento culminante de su viaje: la participación en el Arabako Dantza Txapelketa

Finalmente, el sábado llegó el momento culminante de su viaje: la participación en el Arabako Dantza Txapelketa, el Campeonato de Dantza de Araba.

Los y las gaztemundaris presentaron una coreografía que integró todo lo aprendido a lo largo de las dos semanas. Este evento se llevó a cabo en el Teatro García Lorca, situado en el centro cívico del barrio de Lakua, en Vitoria-Gasteiz.

La competición fue un momento esperado por todos, donde los jóvenes mostraron sus habilidades adquiridas y la pasión por la danza tradicional vasca.

Además, se creó un ambiente de camaradería y celebración, permitiendo que los participantes se unieran en la alegría de compartir su cultura.