El Gobierno Vasco refuerza su compromiso con la protección de defensoras y defensores de derechos humanos, acogiendo a activistas procedentes de Colombia y Guinea Ecuatorial para promover su recuperación y fortalecer sus redes de apoyo.

A lo largo de más de una década, el programa ha acogido a un total de 42 personas provenientes de países como Colombia, El Salvador, Honduras, Guatemala, Perú, Nicaragua y el Sahara Occidental, proporcionando un espacio de recuperación, apoyo y fortalecimiento de sus redes internacionales.
Este año, por primera vez en la historia del programa, NARE ha abierto sus puertas a activistas procedentes de Guinea Ecuatorial, específicamente de colectivos que luchan por la igualdad social y los derechos de las comunidades LGTBIQ+.
En concreto, las activistas acogidas ahora en Euskadi son Anaidalyt Delgado Lezama, defensora de #derechos humanos y líder social de Colombia, y las integrantes del Colectivo Somos Parte del Mundo (SPDM), María Isabel Obono Obama Mangue y María Esther Mbang Nguema Mangue, activistas por los derechos de las personas LGTBIQ+ en Guinea Ecuatorial.
Anaidalyt Delgado, originaria del Bajo Cauca antioqueño, ha dedicado más de 15 años a la lucha por la reparación y justicia de las víctimas del conflicto armado en Colombia, particularmente en las zonas más afectadas por la violencia.
Fundadora de la Asociación de Desplazados y Mujeres de Antioquia (ADMA), su trabajo ha sido reconocido a nivel nacional e internacional. Ella ha participado activamente en la incidencia legislativa y en procesos comunitarios por la #protección de los derechos de las víctimas, además de promover la paz y la justicia en una de las regiones más complejas del país.
Por su parte, en Guinea Ecuatorial, el Colectivo Somos Parte del Mundo (SPDM), creado en 2016, trabaja en promover la inclusión social y el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y las mujeres en un entorno donde la homosexualidad está tipificada como delito.
Las activistas María Isabel Obono y María Esther Mbang desempeñan papeles fundamentales en la defensa de sus comunidades, enfrentándose a la criminalización y la discriminación social, y promoviendo acciones para mejorar la atención en salud, la igualdad y la visibilidad.
El programa NARE, liderado por la Dirección de Derechos Humanos y Atención a Víctimas del Gobierno Vasco, con el respaldo de instituciones como la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad, establece una estancia de aproximadamente seis meses en Euskadi.
Durante este período, las personas defensoras desarrollan una agenda política en colaboración con distintas instituciones públicas y organizaciones sociales, que busca fortalecer sus redes internacionales y ofrecerles un espacio para descansar y recuperarse de las agresiones físicas y emocionales sufridas.
Con mayor capacidad de incidencia y protección en sus comunidades
El objetivo central es que, tras su período de acogida, puedan regresar a sus países más fortalecidas y seguras, con mayor capacidad de incidencia y protección en sus comunidades.
Además, en el retorno, una delegación vasca realiza visitas de seguimiento en terreno, mostrando el compromiso institucional y ayudando a mantener vivo el apoyo que reciben estos activistas.
El apoyo a estas personas no solo repercute en su bienestar individual, sino que también contribuye a fortalecer los movimientos sociales y las organizaciones en sus países de origen.
La historia del programa NARE refleja un compromiso sostenido con la protección de los derechos humanos, y su crecimiento hacia la inclusión de nuevos países y colectivos señala la importancia de la cooperación internacional para enfrentar la violencia y la discriminación.
Con la participación de organizaciones como la Asociación de Colombianos y Colombianas en Euskadi (ASOCOLVAS), el colectivo Más Mujeres, y la cooperativa Sudergintza, el programa cuenta con un fuerte respaldo del ámbito académico, organizativo y de la cooperación.
Instituciones como el Instituto Hegoa de la Universidad del País Vasco y el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe de la Universidad de Deusto, además del Parlamento Vasco, aportan recursos y conocimientos que garantizan la calidad y efectividad del programa.
En definitiva, la acogida de estas activistas en Euskadi representa un ejemplo de cómo la protección internacional y la solidaridad pueden marcar una diferencia real en la vida de quienes arriesgan su bienestar para Defender los derechos humanos.