Ford anuncia un importante avance en la tecnología de baterías para vehículos eléctricos, con el objetivo de ofrecer autos más económicos y con mayor autonomía para fines de década. La innovación en la química de las baterías podría transformar el mercado automotriz, reduciendo costos y aumentando la accesibilidad a los EVs.

Ford ha revelado un avance significativo en la tecnología de baterías para vehículos eléctricos que podría impactar profundamente el mercado automotriz en los próximos años.
La compañía, con sede en Dearborn, Michigan, anunció que ha desarrollado una nueva química de baterías, llamada Lithium Manganese Rich (LMR), que promete reducir los costos de producción y mejorar la autonomía de los autos eléctricos.
Este logro es visto como un paso crucial hacia la adopción masiva de vehículos eléctricos, ya que la reducción en los precios de las baterías es uno de los principales obstáculos para la popularización de esta tecnología.
Históricamente, las baterías de iones de litio han sido el corazón de los vehículos eléctricos. Sin embargo, los costos asociados y la dependencia de materiales caros y en ocasiones conflictivos, como el cobalto, han limitado su expansión. Ford, en su apuesta por superar estas barreras, ha centrado esfuerzos en el desarrollo de la química LMR, que incluye manganeso en su composición. Esta sustancia, además de ser abundante y económica, presenta ventajas en términos de estabilidad térmica y seguridad, aspectos fundamentales para la viabilidad comercial de los EVs.
El director de ingeniería de propulsión electrificada de Ford, Charles Poon, explicó en una publicación en LinkedIn que tras intensas investigaciones en su Centro de Excelencia en Baterías, Ion Park, en Romulus, Michigan, han logrado crear una química de célula que combina alta densidad energética con menor costo.
Aunque los detalles específicos permanecen en reserva, Ford afirma que ya están produciendo una segunda generación de células LMR en su línea piloto, con la intención de escalar la producción y llegar a su implementación en vehículos comerciales y de pasajeros antes de que finalice la década.
Este avance no solo podría abaratar considerablemente los costos de fabricación de los vehículos eléctricos, sino que también contribuiría a reducir el peso y mejorar la seguridad de las baterías.
La compañía estima que el coste por kilovatio hora (kWh) de estas nuevas baterías será significativamente menor que el de las actuales, lo que se traducirá en autos más accesibles para los consumidores.
Desde la perspectiva histórica, la evolución de las baterías ha sido clave para impulsar la movilidad eléctrica. En los años 90, modelos como el Chevrolet Volt ya utilizaban celdas con química de manganeso, pero las limitaciones en duración y carga rápida frenaron su adopción.
En los últimos años, empresas como Tesla y Panasonic han perfeccionado las químicas de níquel y cobalto, logrando mayores autonomías, pero a un costo elevado.
La apuesta de Ford por el manganeso busca un equilibrio entre coste, rendimiento y sostenibilidad.
Expertos señalan que, si bien este desarrollo representa un paso adelante, aún existen desafíos técnicos por resolver, como la estabilidad en ciclos de carga y la gestión del voltaje.
La empresa ha declarado que su enfoque se centra en abordar estos problemas sin comprometer la densidad energética, lo cual es un logro importante en la investigación de baterías.
El impacto potencial de esta tecnología sería enorme, ya que reduciría la dependencia de materiales conflictivos y caros, además de facilitar la producción en masa de vehículos eléctricos más económicos.
Esto, a su vez, aceleraría la transición hacia una movilidad más sostenible y reduciría la huella de carbono del sector automotriz.
A nivel global, otros fabricantes también están invirtiendo en innovaciones similares. La startup estadounidense Our Next Energy, por ejemplo, desarrolla baterías que utilizan elementos más abundantes y menos conflictivos, con el objetivo de ofrecer mayor autonomía y menores costos.
La competencia y la innovación en el campo de las baterías están en auge, y Ford parece estar en la vía correcta para liderar esta transformación tecnológica en los próximos años.
En conclusión, la promesa de Ford de reducir costos y mejorar la autonomía de los vehículos eléctricos gracias a su avance en baterías de química LMR podría marcar un antes y un después en la industria automotriz.
A medida que estas tecnologías maduren y se implementen en modelos comerciales, los consumidores podrán acceder a autos eléctricos más baratos y con mayor alcance, acelerando la transición hacia un transporte más limpio y eficiente en todo el mundo.