Un nuevo estudio revela cómo las tensiones comerciales y las tarifas están afectando el comportamiento de los consumidores estadounidenses, quienes muestran mayor cautela y una actitud similar a la de la pandemia en sus decisiones de gasto.

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En Estados Unidos, la incertidumbre generada por las disputas comerciales y las tarifas arancelarias está teniendo un impacto directo en el comportamiento de los consumidores.

Según un reciente estudio realizado por el Instituto de Estrés del Consumidor de Kearney, un notable cambio en la actitud de compra está en marcha, reflejando una mayor cautela y una tendencia a reducir el gasto, en línea con sentimientos similares a los vividos durante la pandemia de COVID-19.

El informe, que analiza las respuestas de aproximadamente 2,000 consumidores estadounidenses de diversos niveles de ingreso y perfiles demográficos, revela que la preocupación por las tarifas y las disputas comerciales ha aumentado significativamente en los últimos meses.

En el tercer trimestre de 2024, cerca del 36% de los encuestados expresaba inquietud por cómo estos conflictos afectarían su situación personal. Sin embargo, para el primer trimestre de 2025, esa cifra se disparó hasta un 54%, indicando una tendencia alarmante para los comerciantes y las marcas.

Este aumento en la ansiedad del consumidor se produce en un contexto donde las tensiones comerciales entre Estados Unidos y varias naciones, especialmente China, han escalado en los últimos años.

Desde la imposición de aranceles en 2018, que elevaron los costos de importación de productos electrónicos, ropa y otros bienes de consumo, la economía estadounidense ha experimentado una serie de altibajos.

La incertidumbre sobre posibles nuevas tarifas y cambios en las políticas comerciales ha llevado a muchos consumidores a adoptar una postura de espera, evitando compras impulsivas y optando por reducir sus gastos en artículos no esenciales.

El estudio también señala que los consumidores están en un proceso de transición, pasando de una fase de optimización de gastos a una de sacrificio.

La llamada actitud de “esperar y ver” se refleja en la disminución de las compras de productos tecnológicos y artículos de lujo, mientras que en segmentos como el de la alimentación y bienes básicos, la percepción de calidad y sostenibilidad ha bajado en comparación con años anteriores.

Históricamente, las tarifas y las guerras comerciales han tenido un impacto profundo en la economía estadounidense. La década de 1930, por ejemplo, estuvo marcada por políticas proteccionistas que agravaron la Gran Depresión. Más recientemente, durante los años 2018 y 2019, las tensiones comerciales llevaron a una desaceleración en el crecimiento económico y a una mayor precaución en el gasto de los consumidores.

El informe de Kearney advierte que si las tarifas continúan incrementándose o si las disputas comerciales se intensifican, la resiliencia del consumidor estadounidense podría verse gravemente afectada.

La capacidad de mantener un gasto estable, incluso en tiempos de incertidumbre, está en juego, y las empresas deben estar preparadas para adaptarse a esta nueva realidad.

Por otro lado, el estudio también indica que ciertos sectores podrían beneficiarse de este cambio en el comportamiento. La demanda de productos de segunda mano, tiendas de ropa vintage y marketplaces especializados en artículos usados ha aumentado, ya que los consumidores buscan opciones más económicas sin sacrificar calidad.

En conclusión, la tensión en las relaciones comerciales y las tarifas arancelarias están provocando una profunda reevaluación del gasto en EE. UU. La confianza del consumidor, que siempre ha sido un pilar de la recuperación económica, se encuentra en jaque, y la economía estadounidense podría experimentar un ajuste en su patrón de consumo en los próximos meses.

La historia muestra que, en momentos de incertidumbre, la adaptabilidad y la prudencia son clave para sortear las crisis, y ahora los consumidores estadounidenses parecen estar en esa misma sintonía.