Un incremento en las solicitudes de beneficios de Seguridad Social ha llevado a que algunos jubilados en Estados Unidos consideren decisiones financieras importantes, ya que las modificaciones en leyes y las tasas impositivas estatales amenazan con reducir sus ingresos mensuales. Esta problemática afecta especialmente a residentes de nueve estados donde, dependiendo de sus ingresos, podrían perder hasta un 10% de sus beneficios debido a impuestos estatales. La situación refleja la complejidad del sistema de impuestos sobre la Seguridad Social y la importancia de una planificación adecuada para garantizar una jubilación tranquila.

Según una reciente encuesta de Gallup, aproximadamente seis de cada diez jubilados en Estados Unidos consideran que sus prestaciones representan una fuente clave para cubrir sus gastos, un dato que desde 2002 no se había registrado en niveles tan elevados.
Supuestamente, este incremento en la demanda de beneficios se ha visto impulsado por la incertidumbre económica y los cambios en las políticas fiscales, que generan inquietud entre los adultos mayores respecto a la estabilidad de sus ingresos.
La situación es aún más compleja para los residentes de nueve estados, donde las leyes fiscales estatales podrían reducir significativamente el monto de sus pagos mensuales.
En estos estados, algunos jubilados podrían perder hasta un 10% de sus beneficios, dependiendo de sus niveles de ingreso y las regulaciones específicas de cada región.
¿Cómo funciona la tributación de la #Seguridad Social en Estados Unidos? Aunque cada estado tiene sus propias reglas y tasas impositivas, todos los beneficiarios están sujetos a impuestos federales.
La Agencia Tributaria determina cuánto de los beneficios puede ser gravado en función de un indicador llamado 'ingreso combinado'. Este se calcula sumando la mitad de los beneficios de Seguridad Social, el ingreso bruto ajustado y los intereses no gravados. Cuando este valor supera ciertos límites, hasta el 85% de los beneficios puede considerarse ingreso gravable.
Es importante destacar que estos límites, establecidos hace más de 30 años por el Congreso, no se ajustan automáticamente a la inflación, lo que ha llevado a que cada vez más jubilados tengan que pagar impuestos sobre sus beneficios a nivel federal.
La situación se agrava en los nueve estados que todavía gravan parcialmente las prestaciones de Seguridad Social.
Estos estados incluyen, entre otros, Colorado, Connecticut, Minnesota, Montana, Nuevo México, Rhode Island, Utah, Vermont y Virginia Occidental. En cada uno de ellos, existen diferentes umbrales de ingresos por debajo de los cuales los jubilados están exentos de pagar impuestos estatales sobre sus beneficios.
Sin embargo, aquellos con ingresos superiores a esos límites podrían ver reducidos sus pagos en un porcentaje significativo.
500 dólares) tampoco pagarían impuestos estatales
Por ejemplo, en Colorado, los jubilados mayores de 65 años o con ingresos ajustados por debajo de 67.500 euros (unos 74.000 dólares) están exentos. En Connecticut, quienes tengan ingresos por debajo de 89.000 euros (aproximadamente 97.500 dólares) tampoco pagarían impuestos estatales. En Minnesota, la exención se da para ingresos inferiores a 77.600 euros (84.900 dólares), y así sucesivamente en cada estado.
Supuestamente, en Montana, cualquier ingreso incluido en la declaración federal también es gravable a nivel estatal, aunque los mayores de 65 años disfrutan de una deducción adicional de aproximadamente 5.100 euros (5.600 dólares). En Nuevo México, la exención se aplica a quienes tienen ingresos por debajo de 135.000 euros (148.000 dólares). La tendencia en estos estados refleja una necesidad de planificar cuidadosamente el #retiro para minimizar el impacto de impuestos y maximizar los recursos disponibles.
No obstante, la buena noticia es que algunos estados, como Virginia Occidental, han anunciado que a partir de 2026 eliminarán por completo la imposición sobre las prestaciones de Seguridad Social, aliviando así la carga fiscal para sus jubilados.
Además, en otras regiones, se están promoviendo leyes para reducir o eliminar estos gravámenes, lo que podría beneficiar a futuros jubilados.
Desde una perspectiva histórica, el sistema de impuestos sobre la Seguridad Social ha sido objeto de debate desde su creación en 1935, cuando se diseñó para ofrecer un respaldo económico a los trabajadores mayores.
Sin embargo, la evolución demográfica y fiscal ha puesto en cuestión la sostenibilidad de estos beneficios, motivando cambios legislativos y reformas que buscan equilibrar la protección social con la viabilidad económica del sistema.
Para los jubilados, la planificación financiera se vuelve crucial. Estrategias como ajustar las cuentas de inversión, convertir fondos de cuentas de retiro tradicionales en Roth o reducir el ingreso ajustado pueden ayudar a minimizar los impuestos.
Sin embargo, estas decisiones requieren asesoramiento profesional, ya que conllevan beneficios y riesgos a largo plazo.