La práctica de Instacart de cobrar precios diferentes por el mismo producto genera controversia en EE.UU.
Una investigación revela que Instacart podría estar aplicando precios variables para los mismos artículos en la misma tienda, afectando a los consumidores y generando debate sobre la transparencia en la fijación de precios online.
En Estados Unidos, una investigación independiente ha puesto en evidencia una práctica que ha generado gran polémica en el sector del comercio digital.
Según un informe reciente, Instacart, la popular plataforma de compras online y entregas a domicilio, presuntamente estaría aplicando precios distintos para el mismo producto en la misma tienda y en el mismo momento.
Esta práctica, conocida como #precios variables o dinámicos, podría estar afectando la confianza de los #consumidores y planteando serias dudas sobre la transparencia en los procesos de fijación de precios en el comercio electrónico.
La investigación fue llevada a cabo por un consorcio de organizaciones, incluyendo Consumer Reports, Groundwork Collaborative y More Perfect Union, quienes realizaron pruebas en vivo con 437 voluntarios en cuatro ciudades de EE.UU.: North Canton, Seattle, Saint Paul y Washington D.C. Los resultados indicaron que aproximadamente el 74% de los productos examinados tenían precios diferentes para distintos clientes en la misma tienda.
Por ejemplo, un paquete de barras energéticas Clif de 10 unidades fue vendido con precios que variaron desde aproximadamente 17,50€ hasta 23,80€, dependiendo del usuario y sin que existiera una justificación aparente.
El promedio de diferencia entre el precio más bajo y el más alto en estos casos fue del 13%, llegando en algunos productos a hasta un 23% de diferencia.
Esto significa que, en una compra típica, una familia de cuatro personas podría pagar hasta 270€ más en su carrito de compras, solo por el método de fijación de precios utilizado por la plataforma.
Los investigadores también encontraron que el total del carrito variaba en un promedio del 7% dependiendo del cliente, incluso cuando se compraban los mismos productos en las mismas condiciones.
Supuestamente, esta estrategia de precios variables no sería una práctica aislada, sino parte de una serie de experimentos que #Instacart realiza en colaboración con algunos minoristas.
La plataforma afirmó que estos cambios en los precios son aleatorios y no se basan en datos personales o demográficos, asegurando que no utilizan información de los usuarios para establecer tarifas.
Sin embargo, los críticos y expertos en protección al consumidor sostienen que esta práctica puede ser vista como una forma de 'guerra de precios' digital, que perjudica la transparencia y la equidad en las compras.
Este fenómeno no es exclusivo de Instacart
Este fenómeno no es exclusivo de Instacart. Otros gigantes del comercio electrónico en EE.UU. han sido señalados por implementar estrategias similares, aunque con diferentes niveles de transparencia. La controversia ha impulsado a legisladores a presentar proyectos de ley que buscan limitar o prohibir estas prácticas, argumentando que los consumidores tienen derecho a precios justos y consistentes.
El senador Ruben Gallego, por ejemplo, introdujo la ley 'One Fair Price Act', que busca impedir que las empresas utilicen datos personales para ajustar precios individualmente.
Además, otros estados, como Nueva York, California y Texas, están en proceso de analizar regulaciones que refuercen la protección del consumidor frente a estas tácticas de precios variables.
Por su parte, Instacart ha respondido a las acusaciones asegurando que los precios en su plataforma son controlados por los minoristas asociados y que los experimentos en precios no representan una práctica de fijación de tarifas en tiempo real.
La compañía ha expresado su compromiso con ofrecer precios competitivos y transparentes, aunque la percepción pública y las regulaciones futuras podrían marcar un cambio en su modelo de negocio.
En un contexto más amplio, esta controversia refleja una tendencia en el mercado digital donde la automatización y el uso de algoritmos para la fijación de precios están en aumento.
Sin embargo, la experiencia del consumidor y la confianza en la equidad del proceso parecen ser los aspectos más vulnerables ante estas prácticas, que podrían tener un impacto duradero en la percepción del comercio electrónico en los próximos años.