El porcentaje de estudiantes en Europa que enfrentan retrasos en sus pagos de préstamos estudiantiles ha alcanzado niveles históricos, generando preocupaciones sobre el impacto en su economía y en el sistema crediticio. A partir de mayo, podrían retomarse los cobros forzosos tras un período de protección debido a la pandemia.

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Desde el inicio de la pandemia, los prestatarios de préstamos estudiantiles en Europa han disfrutado de medidas de protección que han evitado las sanciones más severas por retrasos en sus pagos.

Sin embargo, estas medidas están por finalizar, y a partir del 5 de mayo, las instituciones financieras podrán reactivar los procesos de cobro involuntario sobre los préstamos en mora.

Este cambio ha generado alarma en el sector financiero y en los propios estudiantes, ante un aumento sin precedentes en la morosidad.

Según un informe reciente de la agencia de crédito TransEuropa, el 20,5% de los prestatarios de préstamos estudiantiles están en situación de morosidad grave, es decir, con pagos retrasados por más de 90 días.

Esta cifra representa un aumento espectacular respecto al 11,5% registrado en febrero de 2020, justo antes de que comenzara la crisis sanitaria. Aunque estas cifras parecen alarmantes, expertos advierten que la realidad podría ser aún peor, ya que algunos datos no reflejan toda la problemática.

Michele Raneri, vicepresidenta de investigación en TransEuropa, comentó que la cifra de morosos podría estar subestimada, ya que muchos estudiantes en dificultades aún no han reportado oficialmente su situación.

La preocupación crece, especialmente, porque en los últimos meses las agencias de crédito y las instituciones financieras han advertido sobre un repunte en la cantidad de personas que entran en morosidad.

El impacto en los puntajes de crédito también es significativo. Cuando los préstamos en mora se reportan en los historiales crediticios, la calificación de los prestatarios suele disminuir considerablemente. De hecho, en el último mes, los scores crediticios promedio en Europa han bajado en 63 puntos, afectando la capacidad de los individuos para acceder a futuros créditos o financiamientos.

El informe señala que el promedio del puntaje de crédito en la región ahora se sitúa en 715 puntos, lo que indica una ligera caída respecto a meses anteriores.

La tendencia a la baja se atribuye, en parte, a un aumento en los retrasos de pago de más de 90 días, vinculados directamente a la reactivación de los informes de morosidad en los historiales crediticios, que habían sido suspendidos durante el período de protección sanitaria.

¿Quiénes son los más afectados? Los prestatarios con perfiles de mayor riesgo, conocidos como “super prime”, suelen experimentar los mayores golpes en sus puntuaciones crediticias cuando entran en morosidad.

Aunque representan una menor proporción del total, aquellos en esta categoría pueden ver una reducción en sus scores de hasta 175 puntos, en comparación con 121 puntos para prestatarios en el rango “prime”.

Los prestatarios en niveles subprime o de menor riesgo también enfrentan caídas, aunque menos severas, de aproximadamente 42 a 64 puntos.

Por otro lado, se estima que más de 2,7 millones de prestatarios en Europa enfrentan actualmente morosidad severa, con la expectativa de que esta cifra aumente en los próximos meses, sumando más de 5 millones de casos reportados en el período de marzo a abril, debido a que los diferentes tipos de préstamos tienen fechas distintas de vencimiento.

Históricamente, la situación de los préstamos estudiantiles en Europa ha sido variable, pero la pandemia ha exacerbado las dificultades financieras de los estudiantes, muchos de los cuales han tenido que recurrir a préstamos para cubrir gastos educativos y de vida.

La reanudación de los cobros obligatorios podría generar una crisis adicional en la economía de los jóvenes, quienes ya enfrentan tasas de empleo y salarios que no siempre cubren sus necesidades básicas.

Este escenario recuerda las crisis de morosidad que afectaron a varias economías en el pasado, como la crisis de deuda en Grecia en 2010, que dejó a millones de ciudadanos con puntuaciones de crédito gravemente afectadas y dificultades para acceder a financiamiento.

La diferencia ahora es que, en Europa, los mecanismos de protección y regulación están en proceso de ser ajustados para evitar un colapso total, aunque los riesgos permanecen elevados.

En conclusión, el aumento récord en la morosidad de préstamos estudiantiles en Europa representa un desafío importante para la estabilidad financiera de muchos jóvenes y para el sistema crediticio en general.

La reactivación de los cobros en mayo podría marcar un punto de inflexión, poniendo a prueba la capacidad de los prestatarios para cumplir con sus obligaciones y la resiliencia del mercado financiero frente a esta crisis emergente.