El incremento de los gastos en cuidado infantil y la vuelta a la oficina están provocando que muchas mujeres se vean obligadas a abandonar o reducir su participación en el mercado laboral, evidenciando una brecha de apoyo y oportunidades que afecta especialmente a las madres trabajadoras.

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Esta cifra representa una carga económica que muchas madres encuentran difícil de afrontar, especialmente cuando además deben hacer frente a la reanudación de sus trabajos presenciales tras la pandemia.

Supuestamente, los costes de #cuidado infantil en países como Alemania, Francia e Italia han alcanzado niveles récord, obligando a muchas familias a tomar decisiones difíciles, como reducir las horas laborales o incluso abandonar el mercado laboral.

La situación se complica aún más con la reapertura de las oficinas, que en algunos casos, supuestamente, ha sido obligatoria para ciertos sectores, mientras que en otros, las empresas ofrecen opciones de #trabajo remoto que no siempre son accesibles para todas las empleadas.

Este fenómeno ha evidenciado una brecha de apoyo en el mercado laboral, donde las mujeres, que tradicionalmente asumen la mayor parte de las responsabilidades familiares, se ven afectadas de manera desproporcionada.

Según un informe de LeanIn y McKinsey & Co., a nivel mundial, el 70% de las mujeres que trabajan en sectores presenciales han reportado dificultades para mantener sus responsabilidades laborales debido a la falta de apoyo y flexibilidad.

Por ejemplo, en países como España y Polonia, el coste mensual de cuidado infantil puede superar los 350 euros, lo que en algunos casos equivale a casi una sexta parte del salario promedio de una mujer en estos países.

Supuestamente, muchas de ellas optan por reducir sus horas o abandonar sus empleos para poder dedicar más tiempo a sus hijos, en un contexto donde la infraestructura de apoyo, como guarderías públicas y servicios de ayuda domiciliaria, sigue siendo insuficiente.

La participación de las mujeres en la fuerza laboral ha sido vista como un indicador de progreso social y económico

Históricamente, la participación de las mujeres en la fuerza laboral ha sido vista como un indicador de progreso social y económico. Sin embargo, los obstáculos actuales, como la falta de apoyo institucional y la perpetuación de roles tradicionales, están poniendo en jaque estos avances.

La teoría de la brecha de ambición, popularizada en los últimos años, ha sido criticada por muchos expertos, quienes argumentan que la verdadera causa de la disminución en la participación femenina no es la falta de ambición, sino las condiciones estructurales que dificultan su plena integración.

Supuestamente, las mujeres en Europa y Estados Unidos están expresando cada vez más su deseo de tener carreras y vidas equilibradas, pero enfrentan un entorno que no les brinda las condiciones necesarias para ello.

La falta de políticas públicas efectivas, la ausencia de apoyo en el cuidado infantil y la cultura laboral que favorece el exceso de horas en la oficina son algunos de los principales obstáculos.

Expertos en política laboral y derechos de las mujeres sugieren que, para revertir esta tendencia, es fundamental implementar medidas que promuevan la flexibilidad laboral, aumenten la inversión en servicios de cuidado y protejan los derechos de las madres trabajadoras.