La reciente caída en los mercados bursátiles de EE. UU. plantea preocupaciones sobre una posible recesión, mientras los analistas observan de cerca las consecuencias de las tarifas impuestas por Trump.

Los mercados bursátiles de EE. UU. han experimentado una caída significativa en los últimos días, lo que ha despertado temores sobre una posible recesión económica. La venta masiva de acciones, que ha borrado más de 5 billones de dólares (aproximadamente 4.7 billones de euros) en valor de mercado, ha llevado al índice S&P 500 a acercarse a lo que se considera un mercado bajista. Este índice, que es un termómetro del desempeño de las acciones de las 500 empresas más grandes del país, se encuentra ahora un 17.6% por debajo de su máximo alcanzado el 19 de febrero, cuando se situaba en 6,137 puntos.
Durante la jornada del lunes, se reportó que el Dow Jones cayó hasta 1,250 puntos en las operaciones de futuros, mientras que el Nasdaq experimentó una caída del 4.6%. Las repercusiones han sido notorias también en los mercados asiáticos, que han seguido el mismo camino de descenso. La inquietud en torno a la economía se ha intensificado, ya que la incertidumbre empresarial y la confianza del consumidor están en niveles preocupantes.
El presidente Donald Trump ha implementado tarifas históricas que han contribuido a esta situación. Estos aranceles han generado señales de recesión, tales como la disminución de la confianza del consumidor y un aumento en los anuncios de despidos.
Un factor alarmante es que el S&P 500 ha estado cerca de entrar en territorio de mercado bajista, definido como un descenso de al menos el 20% desde su máximo reciente.
Históricamente, las caídas en los mercados bursátiles han precedido a recesiones económicas. De hecho, nueve de los últimos catorce mercados bajistas desde la Segunda Guerra Mundial han resultado en recesiones dentro de un promedio de seis meses, según análisis de CFRA Research y Moody’s Analytics.
Este patrón se ha visto en las recesiones de principios de los años 90, la burbuja de las puntocom a principios de 2000, y la crisis financiera de 2007-2009, cuando la economía se vio severamente afectada por el colapso del mercado inmobiliario.
Sin embargo, no todos los mercados bajistas han sido seguidos por recesiones. Por ejemplo, el colapso del 19 de octubre de 1987, conocido como 'Lunes Negro', no fue seguido por una recesión, a pesar de que la caída fue provocada por acciones sobrevaloradas y el uso de comercio automatizado.
La incertidumbre actual también se ve agravada por el hecho de que muchos estadounidenses, especialmente aquellos de ingresos más altos, tienen una parte significativa de sus ahorros en el mercado de valores, lo que significa que una caída en los precios de las acciones podría afectar su capacidad de gasto, que representa aproximadamente el 70% de la actividad económica.
Analistas como Mark Zandi de Moody’s Analytics indican que el actual desplome del mercado no solo es un indicador de una recesión futura, sino que también podría ser una causa de la misma.
Si los inversores pierden la fe en la economía, esto podría desencadenar una reducción en el gasto de los consumidores y, por ende, una desaceleración económica.
Actualmente, las probabilidades de una recesión han sido elevadas a un 60% por JPMorgan Chase, mientras que otras firmas económicas han situado las posibilidades en casi un 50%.
A pesar de estos vaticinios sombríos, algunos analistas mantienen un optimismo cauteloso, señalando que el crecimiento de salarios y niveles de deuda relativamente bajos podrían permitir que los hogares continúen gastando y apoyando las ganancias corporativas, a pesar de los altos precios.
Sin embargo, el impacto de las tarifas impuestas por Trump sigue siendo incierto, y la posibilidad de que se modifiquen podría cambiar la dinámica del mercado de manera significativa.