Una guía completa sobre los diferentes planes de ahorro para la jubilación y cómo elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.

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La planificación para la jubilación puede resultar abrumadora, especialmente cuando se trata de elegir el plan adecuado para tus necesidades. Existen varias opciones disponibles, como la IRA tradicional, la Roth IRA y el 401(k). A continuación, exploraremos los aspectos más relevantes de la IRA tradicional y por qué podría ser la opción más adecuada para ti.

Una de las principales ventajas de una IRA tradicional son los beneficios fiscales que ofrece. Durante la jubilación, muchas personas experimentan una disminución en sus ingresos anuales. Esto hace que una IRA sea especialmente atractiva, ya que las contribuciones pueden ser deducibles de impuestos, lo que significa que no tendrás que pagar impuestos sobre ese dinero hasta que empieces a retirar fondos.

Esto es ventajoso para aquellos que anticipan estar en un tramo impositivo más bajo al momento de retirarse.

Los límites de deducción para el 2025 son fundamentales. Si no estás cubierto por un plan de jubilación en el trabajo, puedes deducir el total de tus aportes. Sin embargo, si estás cubierto, los límites de deducción pueden variar en función de tus ingresos. Para el año fiscal 2025, si tienes menos de 50 años, puedes contribuir hasta 6,500 euros (7,000 dólares) anualmente, y si tienes 50 años o más, el límite se eleva a 7,500 euros (8,000 dólares).

Esta diferencia puede parecer mínima, pero puede tener un impacto significativo en tu ahorro total.

Imagina que abres una IRA tradicional a los 50 años y contribuyes con 6,500 euros cada año, esperando un rendimiento promedio del 8%. Al llegar a tu edad de jubilación a los 67 años, tu cuenta podría alcanzar aproximadamente 234,800 euros. Si decides aprovechar el límite mayor para mayores de 50 años, y contribuyes 7,500 euros anuales, tu cuenta podría crecer hasta 273,000 euros. Esto representa una diferencia de 38,200 euros, lo que podría ser un gran alivio para gastos médicos o mantenimiento del hogar en tus años dorados.

Además, si tienes un cónyuge que no genera ingresos, él o ella también puede abrir una IRA, permitiendo que ahorres el doble de lo que podrías hacerlo individualmente.

Cada uno de ustedes puede contribuir hasta el límite actual, siempre y cuando sus contribuciones combinadas no superen sus ingresos imponibles totales.

Otra ventaja de la IRA tradicional es que tienes hasta cuatro meses adicionales para realizar tus contribuciones. A diferencia de otros planes de jubilación, donde el 31 de diciembre es la fecha límite para contribuir, puedes seguir aportando hasta el Día de Impuestos, típicamente el 15 de abril del año siguiente.

Esto es especialmente útil si tus ingresos dependen de comisiones y has tenido un año difícil.

Por último, es importante recordar que no estás limitado a un solo tipo de inversión. Puedes utilizar una IRA tradicional para complementar tu plan de jubilación como parte de un portafolio más amplio. Esto significa que puedes diversificar tus inversiones, incluyendo cuentas de corretaje, depósitos a plazo, acciones y cuentas de ahorros de alto rendimiento.

Establecer una IRA es un proceso simple que implica contactar a un banco o firma de corretaje, proporcionar la documentación necesaria, completar el papeleo y financiar la cuenta.

Con esto, no solo estás asegurando tu futuro, sino que también estás tomando el control de tus finanzas personales. La planificación de la jubilación puede parecer complicada, pero con la información adecuada, puedes tomar decisiones informadas que beneficiarán tu bienestar financiero a largo plazo.