Muchos usuarios han confiado en fintechs para ahorrar dinero, pero en casos recientes, la falta de protección y respaldo ha dejado a miles sin acceso a sus fondos. Conoce las claves para proteger tu dinero y las lecciones aprendidas de estas experiencias.

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En los últimos años, las fintechs se han convertido en una opción popular para ahorrar e invertir dinero, ofreciendo ventajas como mayores intereses y la posibilidad de participar en sorteos y premios.

Sin embargo, muchos usuarios desconocen que estas plataformas no siempre cuentan con la protección que ofrecen los bancos tradicionales, lo que puede poner en riesgo sus fondos.

Un caso reciente que ha llamado la atención ocurrió cuando Catherine Bell, una jubilada cercana a la jubilación, depositó una cantidad significativa de dinero en Yotta, una fintech que prometía no solo intereses competitivos sino también oportunidades de ganar premios en sorteos.

La cuenta, respaldada por la FDIC, parecía una opción segura, ya que la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation) es la agencia del gobierno de Estados Unidos que asegura depósitos en bancos y cajas de ahorro hasta 250,000 dólares por depositante.

Sin embargo, en 2024, Bell intentó retirar sus fondos y se encontró con que no podía acceder a su dinero. Lo que parecía una inversión segura terminó en una desagradable sorpresa: la FDIC no pudo ser de ayuda en este caso.

La razón principal radica en que muchas fintechs no son bancos y, por lo tanto, no están directamente aseguradas por la FDIC. En su lugar, estas plataformas suelen depositar los fondos de sus clientes en bancos tradicionales mediante intermediarios, como Synapse, que actúan como puente entre las fintechs y las instituciones bancarias aseguradas.

Entre 2019 y 2023, Synapse canalizó más de mil millones de euros (equivalente a unos 950 millones de euros) en diferentes bancos, pero en 2022 comenzaron a surgir problemas de fondos faltantes, y en 2024, Synapse declaró bancarrota.

Esto dejó a más de 100,000 clientes sin acceso completo a sus fondos, con unos 90 millones de euros (cerca de 96 millones de dólares) en depósitos que todavía no han sido recuperados.

Este escenario puso en evidencia una realidad preocupante: aunque algunas fintechs afirman tener respaldo de la FDIC, en realidad, no ofrecen una protección real si no están directamente reguladas como bancos.

La situación de Evolve Bank & Trust, donde se depositan los fondos, también fue objeto de cuestionamiento por parte de la Reserva Federal, que detectó deficiencias en sus sistemas de gestión y cumplimiento.

Para los usuarios, esto significa que confiar ciegamente en plataformas fintech sin entender cómo funcionan sus garantías puede ser muy arriesgado.

La historia de Bell y otros tantos refleja la importancia de diversificar las inversiones y entender que, en muchos casos, los fondos depositados en fintechs están en una zona gris en cuanto a protección.

La paciencia y la vigilancia son clave, ya que los procesos legales y de bancarrota pueden tardar meses o incluso años en resolverse.

Mientras tanto, los consumidores pueden tomar ciertas acciones para protegerse: unirse a demandas colectivas, firmar peticiones en plataformas como Change.org, seguir las actualizaciones en sitios especializados y ejercer presión política. Senadores como Elizabeth Warren y Ron Wyden han exigido mayor supervisión por parte de la Reserva Federal para evitar que más usuarios queden desprotegidos.

En conclusión, aunque las fintechs ofrecen ventajas y una innovación en la gestión del dinero, es fundamental que los usuarios conozcan sus límites y riesgos.

La historia reciente demuestra que no todos los fondos están garantizados y que la protección ofrecida por la FDIC no aplica automáticamente a todas las plataformas fintech.

La prudencia, la información y la diversificación son las mejores herramientas para evitar perder ahorros en circunstancias adversas.