Boeing ha llegado a un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. tras los accidentes mortales del 737 Max, evitando cargos criminales y comprometiéndose a pagar más de 950 millones de euros en multas y compensaciones, en medio de una historia que ha marcado a la industria aeronaútica y a las familias afectadas durante años.

Boeing ha llegado a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos en relación con los trágicos accidentes del Boeing 737 Max, que costaron la vida a 346 personas en Indonesia y Etiopía entre 2018 y 2019.
Este acuerdo, que evita un proceso judicial completo, ha sido considerado por muchos como un momento clave en la historia de la industria aeronáutica.
La compañía se compromete a pagar más de 950 millones de euros en multas, compensaciones a las familias de las víctimas y fondos destinados a mejorar sus controles de seguridad y cumplimiento.
La historia del Boeing 737 Max se remonta a su lanzamiento en 2016, en un momento en que Boeing buscaba competir con Airbus en el mercado de aviones de pasillo estrecho.
Sin embargo, las fallas en el sistema de control de vuelo y las deficiencias en la certificación llevaron a los accidentes fatales. La tragedia provocó un escrutinio internacional y una crisis de confianza en la marca Boeing, que en ese momento era uno de los mayores fabricantes de aeronaves del mundo.
El 737 Max fue puesto en tierra en todo el mundo tras los accidentes, y Boeing enfrentó una serie de demandas y sanciones regulatorias. En julio de 2021, la compañía aceptó declararse culpable de cargos relacionados con la manipulación de información ante las autoridades. Sin embargo, en un giro que generó controversia, en 2024 el Departamento de Justicia decidió cerrar un acuerdo con Boeing que evita que la empresa sea formalmente condenada, permitiéndole seguir operando sin una condena penal definitiva.
Este acuerdo, que incluye el pago de más de 950 millones de euros, también contempla la creación de un fondo de compensación para las familias, la implementación de mejoras en los procesos de control de calidad y la obligación de Boeing de mantener un programa independiente de cumplimiento.
Muchas familias afectadas han expresado su decepción por el hecho de que no se hayan presentado cargos criminales, argumentando que esto minimiza la gravedad de las acciones de la compañía.
Históricamente, Boeing ha sido una de las empresas más influyentes en la industria aeronáutica, con una historia que se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la compañía comenzó a producir aviones militares.
Sin embargo, su reputación se ha visto tambaleada en los últimos años debido a estos sucesos, que han puesto en duda la cultura de seguridad en la empresa.
El acuerdo también incluye una revisión exhaustiva de los procedimientos internos de Boeing y un compromiso de transparencia con las autoridades y el público.
Expertos en seguridad aérea señalan que, aunque la resolución evita un juicio largo y costoso, la verdadera justicia para las víctimas requiere que las responsabilidades sean claramente establecidas y que las empresas asuman las consecuencias de sus acciones.
Este episodio marca un punto de inflexión en la historia de Boeing y plantea debates sobre la regulación, la ética empresarial y la protección de los derechos de las víctimas en la industria aeroespacial.
La historia del 737 Max seguirá siendo un recordatorio de la importancia de priorizar la seguridad y la responsabilidad en la fabricación de aviones, especialmente en un sector donde las vidas humanas están en juego cada día.