La cadena de farmacias Rite Aid inicia un proceso de bancarrota que afectará la operación de sus tiendas en EE.UU., pero garantiza continuidad en la atención a pacientes y transferencia de recetas. Con la venta de la mayoría de sus locales y la posible eliminación de empleos, los clientes deberán buscar alternativas para sus medicinas.
Rite Aid, una de las cadenas de farmacias más grandes de Estados Unidos, ha anunciado que ha presentado un proceso de bancarrota bajo el capítulo 11, lo que marca un momento crítico en su historia empresarial.
La compañía, que en 2023 contaba con aproximadamente 2,000 sucursales en todo el país, actualmente opera solo 1,240 tiendas distribuidas en 15 estados, tras cerrar varias ubicaciones en estados como Ohio y Michigan.
Este movimiento llega en un contexto donde muchas empresas minoristas enfrentan desafíos económicos debido a la evolución del mercado, la competencia en línea y los cambios en el sector salud.
La bancarrota de Rite Aid refleja la difícil situación del sector retail en Estados Unidos, que ha visto un aumento en los casos de quiebras en los últimos años, siendo 2025 el período con mayor cantidad de solicitudes desde la crisis financiera de 2008.
Según el comunicado oficial, Rite Aid planea vender parte o la totalidad de sus tiendas a posibles compradores. Mientras tanto, la empresa ha asegurado que continuará brindando servicios farmacéuticos a sus clientes, tanto en tiendas físicas como en línea, incluyendo la gestión de recetas y vacunas, para garantizar una atención sin interrupciones durante el proceso de reestructuración.
El CEO de Rite Aid, Matt Schroeder, explicó que uno de los principales objetivos es mantener la continuidad de los servicios farmacéuticos y proteger la mayor cantidad posible de empleos.
Sin embargo, también se prevé que se inicien ventas y liquidaciones en muchas de las tiendas que aún permanecen abiertas, con la intención de cerrar definitivamente los locales que no sean adquiridos.
Para financiar esta etapa, Rite Aid ha obtenido aproximadamente 1.8 mil millones de euros en nuevos créditos, destinados a mantener la operación durante el proceso de bancarrota y facilitar las transacciones de venta.
La empresa ha asegurado que, durante este período, los clientes podrán seguir adquiriendo medicamentos, productos de salud y servicios en las tiendas y en su plataforma digital.
Un aspecto importante de esta situación es qué sucederá con las recetas médicas de los clientes. Rite Aid ha informado que se está trabajando en la transferencia de las recetas a otras farmacias, y recomienda a los usuarios utilizar el localizador en línea para encontrar sucursales cercanas que puedan atender sus necesidades.
En cuanto a los empleados, la compañía mantiene que continuará pagando salarios durante el proceso. No obstante, diversos medios indican que se podrían realizar despidos si la empresa no logra asegurar financiamiento adicional o una venta exitosa de sus activos.
Schroeder señaló que la compañía ha recibido interés de varios posibles compradores, tanto a nivel nacional como regional.
La historia de Rite Aid ha estado marcada por altibajos desde su fundación en 1962. En su apogeo, la cadena contaba con más de 4,500 tiendas, pero en los últimos años ha enfrentado una serie de dificultades financieras y competencia feroz por parte de otras cadenas como CVS y Walgreens, así como plataformas digitales.
Este proceso de bancarrota no solo afecta a Rite Aid, sino que también refleja un panorama más amplio en la economía estadounidense, donde muchas empresas tradicionales están luchando por adaptarse a un mercado en rápida transformación.
La esperanza es que, a través de la reestructuración, la compañía pueda encontrar un camino hacia la recuperación y seguir siendo una opción para los consumidores en el sector salud.