Expertos discuten las potencialidades de las plantas automotrices en Estados Unidos y el impacto de la subutilización en la economía del país, en medio de debates sobre tarifas y transición a vehículos eléctricos.

La industria automotriz en Estados Unidos posee una capacidad instalada que, en teoría, permitiría la producción de millones de vehículos adicionales cada año, una realidad que ha sido objeto de análisis y debate en los últimos meses.
Según informes recientes, las plantas de ensamblaje de compañías como Ford, General Motors, Stellantis y Volkswagen cuentan con un potencial de producción que, si se utilizara en su totalidad, podría incrementar significativamente el volumen de autos fabricados en el país.
Actualmente, se estima que la capacidad total de estas instalaciones supera los 24 millones de unidades anuales, pero en 2024 solo se produjeron aproximadamente 16 millones, dejando un margen de capacidad ociosa cercano a las 8 millones de vehículos.
Esto implica un subuso deliberado de las instalaciones, que algunos expertos consideran una estrategia para favorecer la externalización de la producción y mantener bajos los costos laborales.
Históricamente, la capacidad de producción de automóviles en EE.UU. ha estado vinculada a hitos económicos y políticos. Durante la Segunda Guerra Mundial, la industria automotriz fue fundamental para la economía, siendo conocida como la 'Arsenal de la Democracia' por su papel en la provisión de materiales y vehículos para el esfuerzo bélico.
En épocas recientes, la transición hacia vehículos eléctricos (VE) ha generado nuevas tensiones y oportunidades.
La ‘white paper’ publicada en abril por el sindicato UAW (United Auto Workers) destaca que la subutilización no es accidental, sino una estrategia que prioriza las ganancias a corto plazo mediante prácticas como la externalización y la reducción de empleos sindicalizados.
La organización afirma que si las plantas alcanzaran su máxima capacidad, se podrían generar hasta 90,000 empleos adicionales en la manufactura y otros 630,000 en toda la economía estadounidense.
A pesar de estos datos, la transición hacia los VE presenta desafíos tecnológicos y de infraestructura. Muchas plantas están en proceso de reconversión para producir estos nuevos modelos, y la comparación entre capacidad para vehículos de combustión interna y eléctricos no es sencilla.
La inversión en nuevas líneas de ensamblaje, que puede llegar a alcanzar varios miles de millones de euros, requiere entre dos y cinco años para completarse.
Además, la normativa del acuerdo USMCA, vigente desde 2020, cuya revisión está prevista para 2026, influye en las decisiones de inversión y producción.
Expertos en economía y manufactura advierten que la simple expansión de la capacidad no garantiza una mayor demanda de vehículos, especialmente en un escenario donde la preferencia por los VE aumenta y las cadenas de suministro se reconfiguran.
La automatización ha reducido el número de empleados necesarios para fabricar cada vehículo, pero también limita el incremento en la generación de empleos, a menos que se realicen cambios sustanciales en las políticas laborales y de inversión.
Por otro lado, las tarifas comerciales impulsadas por la administración estadounidense, especialmente las relacionadas con China, buscan proteger a la industria nacional y fomentar la producción interna.
Se estima que los costos adicionales por tarifas pueden variar entre 1.800 y 10.800 euros por vehículo, dependiendo del modelo y la cadena de suministro. Estas medidas buscan incentivar a los fabricantes a utilizar más componentes locales y a incrementar la producción en suelo estadounidense.
En conclusión, la capacidad ociosa en la industria automotriz de EE.UU. representa una oportunidad significativa para reactivar la economía, crear empleos y fortalecer la posición del país en el mercado global. Sin embargo, requiere una estrategia integral que contemple la transición tecnológica, la revisión de acuerdos comerciales y políticas laborales que puedan facilitar una expansión sustentable y competitiva en los próximos años.