La disputa entre Boca y Estudiantes por Alan Velasco se complica en medio de la discusión sobre las Sociedades Anónimas Deportivas.

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En el deporte rey, donde solo se requieren once hombres por lado, un balón y dos porterías, el fútbol trasciende su esencia primordial y se convierte en un terreno de intrigas y negociaciones.

En la actualidad, Boca Juniors y Estudiantes de La Plata mantienen una silenciosa competencia que va más allá de la simple adquisición de jugadores.

En el centro de esta disputa está Alan Velasco, un delantero cuyo futuro provoca un intenso tira y afloja entre ambos clubes.

Este joven jugador, que actualmente forma parte del FC Dallas en la Major League Soccer de Estados Unidos, se ha vuelto un objeto de deseo para ambos equipos argentinos.

Sin embargo, el camino para conseguirlo es todo menos sencillo. Boca Juniors había iniciado una negociación para hacerse con los derechos del exjugador de Independiente, pero la aparición de Estudiantes en la escena ha complicado el escenario.

Empujada por el empresario estadounidense Foster Gillett, Estudiantes está dispuesta a competir por Velasco incluso cuando la situación financiera de la franquicia americana exige una compensación considerable.

FC Dallas exige alrededor de 11,8 millones de dólares (aproximadamente 11 millones de euros) para liberar al jugador, quien tiene un contrato hasta el año 2028, con la opción de extenderlo por un año adicional.

Por su parte, Boca había ofrecido inicialmente nueve millones de dólares (menos de 8,5 millones de euros), pero incrementó su propuesta a 10 millones (unos 9,3 millones de euros).

A pesar de esto, la incertidumbre rodea a la operación, y muchos en el ámbito futbolístico consideran que las posibilidades de que Velasco llegue a Boca se desvanecen con la llegada de Estudiantes al juego de fichajes.

Al parecer, la situación se complica aún más debido a que el futbolista estuvo alejado del campo de juego durante diez meses debido a una grave lesión, lo que podría afectar su rendimiento y cotización.


Además de la controversia principal, se está desarrollando un contexto más amplio alrededor de Estudiantes de la Plata, donde la transformación en una Sociedad Anónima Deportiva se convierte en tema central.

La aparición del empresario Foster Gillett como potencial inversor plantea preguntas sobre la dirección futura del club, lo que a su vez podría influir en el potencial de fichajes y mejoras en el plantel.

En este mismo sentido, miembros de la administración del club, al igual que los aficionados, expresan sus preocupaciones y opiniones sobre este movimiento.

Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes, es una figura central en esta narrativa. Hace semanas firmó un preacuerdo para recibir una inversión de 160 millones de dólares (139 millones de euros), de los cuales se destinarían 30 millones (27 millones de euros) a la incorporación de nuevos jugadores.

Sin embargo, el proceso aún debe ser validado por la Asamblea Extraordinaria de socios del club, cuyo futuro sigue en el aire.

Mientras tanto, Boca se mantiene a la espera y mira en la dirección de otros jugadores, como Santiago Ascacíbar, que podría ser una segunda opción si no logran atraer a Velasco.

Con la situación de Cristian Medina, otro mediocampista que se encuentra en medio de una negociación estancada entre ambos clubes, la presión es palpable.

Sin duda alguna, tanto la llegada de nuevos jugadores como las transformaciones estructurales en los clubes argentinos se entrelazan, lo que hace que el mercado actual no solo sea un punto de atención por los traspasos, sino también por cómo influirán las decisiones administrativas en el futuro del fútbol en la región.

La industria del fútbol en Argentina enfrenta una encrucijada, y las fuerzas detrás de ella abren un abanico de posibilidades más allá del simple juego, donde los contratos, las inversiones y la política se convierten en protagonistas.