El fútbol argentino atraviesa una crisis en la interpretación y aplicación de las reglas, con errores que generan controversia y críticas, mientras la Asociación Argentine de Árbitros busca implementar una mayor unificación en los procedimientos a través de la llegada de nuevos responsables y capacitación especializada.

El arbitraje en el fútbol argentino se encuentra en el centro de la polémica debido a recientes errores que han generado gran malestar entre aficionados, jugadores y dirigentes.
Aunque los árbitros argentinos gozan de una buena reputación internacional, el escenario nacional muestra una realidad diferente, marcada por decisiones controversiales en los partidos de la máxima categoría.
Desde la final del Mundial de Rusia 2018, en la que Néstor Pitana dirigió el encuentro entre Francia y Croacia, los árbitros argentinos han sido reconocidos por su rendimiento a nivel internacional.
Figuras como Fernando Rapallini, actual gerente técnico de arbitraje, han sido pioneras en participar en torneos europeós, siendo el primer sudamericano en dirigir en la Eurocopa 2020 y en el Mundial de Qatar 2022.
Además, otros árbitros argentinos como Facundo Tello y Yael Falcón Pérez han tenido presencia en eventos de gran importancia, como la final de la Copa Libertadores y los Juegos Olímpicos de París 2024.
Sin embargo, en el ámbito local, la situación dista mucho de estos logros. En los últimos meses, múltiples acciones arbitrales en la Liga Profesional Argentina han suscitado críticas por decisiones erróneas o interpretaciones sujetas a polémica.
Un ejemplo fue la jugada en un partido entre River Plate y Platense, donde se expulsó a Santiago López por una falta similar a otra en la que Marcos Acuña no fue sancionado en un enfrentamiento previo, evidenciando una inconsistencia en los criterios.
Los antecedentes históricos ayudan a entender la magnitud de la problemática. En la temporada pasada, diversos árbitros han sido protagonistas de errores que han cambiado el rumbo de los partidos. En el partido entre Barracas Central y Banfield, por ejemplo, un gol en posición adelantada y un penal no sancionado alimentaron las críticas hacia Luis Lobo Medina, responsable del arbitraje en ese encuentro.
Igualmente, facundo Tello estuvo en el centro de una controversia cuando no cobró un penal claro para Racing en un partido contra San Lorenzo, dejando a los espectadores y dirigencias con la sensación de una injusticia evidente.
En esa misma línea, Nicolás Lamolina fue cuestionado por no sancionar una mano en el área de Defensa y Justicia, en un movimiento en el que la interpretación del reglamento quedó en duda.
El problema de fondo radica en la falta de criterios unificados y en la interpretación variable de las reglas, especialmente con respecto a las jugadas con cierta subjetividad, como las manos.
La situación se complicó aún más tras la expulsión de Santiago López en el duelo entre River y Platense, jugada que mostró claramente la disparidad en la toma de decisiones de diferentes árbitros frente a acciones similares.
En respuesta a esta crisis, la Asociación Argentina de Árbitros (AAA) y la dirigencia de la AFA han decidido implementar medidas para mejorar la situación.
Federico Beligoy, secretario general de la AAA, y Fernando Rapallini, nuevo gerente técnico, trabajan en la unificación de criterios y en aumentar la capacitación de los jueces de línea.
La idea es reducir la subjetividad y garantizar mayor coherencia en las decisiones.
Además, se ha planteado que, al finalizar el torneo, se realice un análisis comparativo para evaluar si las nuevas medidas y la llegada de Rapallini han logrado mejorar la calidad arbitral en Argentina.
La implementación de manuales FIFA y reuniones de capacitación constante buscan estrechar las diferencias en las interpretaciones, pero todavía existe un largo camino por recorrer para lograr una justicia deportiva que pueda recuperar la confianza del público.
En definitiva, el arbitraje en el fútbol argentino atraviesa un momento crítico, donde errores visibles y polémicos afectan la imagen del deporte.
La apuesta por la capacitación y la unificación de criterios es vista como la única forma de revertir esta situación y devolver la credibilidad al acto de dirimir justicia en la cancha.