El encuentro de octavos de final de la Copa Sudamericana fue suspendido tras graves incidentes en la cancha de Independiente, con múltiples heridos y detenciones, generando condena internacional y un fuerte pronunciamiento de las autoridades chilenas y de Conmebol.

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Los incidentes, que ocurrieron en la Tribuna Sur Alta del estadio de Avellaneda, Argentina, dejaron un saldo de aproximadamente 111 detenidos y un elevado número de heridos, algunos de los cuales presentaban heridas de gravedad.

Este episodio de #violencia en el fútbol, que ha conmovido tanto a Chile como a Argentina, ha sido calificado por diversos medios de ambos países con términos como "barbarie", "masacre" y "locura".

La magnitud de los disturbios fue tal que incluso el presidente chileno, Gabriel Boric, expresó su profunda preocupación y realizó un llamado a las autoridades argentinas para garantizar la protección de los hinchas chilenos.

Estos incidentes, que ocurrieron en una sección de la tribuna destinada a los seguidores visitantes, se agravaron rápidamente. Según informes, una pelea masiva estalló cuando barras de #Independiente atacaron a hinchas rezagados de la U, lo que derivó en enfrentamientos y agresiones con objetos y elementos contundentes.

La violencia se propagó de manera rápida, generando un caos difícil de controlar para las fuerzas de seguridad, que fallaron en contener la situación.

Las imágenes del suceso muestran escenas de brutalidad, con golpes, lanzamiento de objetos y destrozos en las tribunas. El caos obligó a las autoridades a detener el partido y evacuar la cancha, pero no sin antes registrar heridos de consideración. Entre los afectados, se reportaron 19 hinchas chilenos con lesiones que requirieron atención médica urgente y un amplio número de detenciones, aproximadamente 111 personas, muchas de las cuales permanecen en custodia por su participación en los disturbios.

Condenó enérgicamente los hechos y afirmó que la violencia en el #fútbol es inaceptable

La respuesta del gobierno chileno no se hizo esperar. Boric, a través de social media, condenó enérgicamente los hechos y afirmó que la violencia en el fútbol es inaceptable. Además, instruyó a su ministro del Interior, Álvaro Elizalde, a desplazarse a Buenos Aires junto al embajador chileno para acompañar a los heridos y gestionar la situación de los detenidos.

En su declaración, Boric también hizo un llamado a las autoridades argentinas para garantizar la seguridad de los chilenos en el país y evitar futuros incidentes.

Por su parte, la Conmebol, el ente rector del fútbol sudamericano, emitió un comunicado oficial repudiando lo ocurrido. La organización afirmó que actuará con la máxima firmeza y que tomarán sanciones ejemplares tras recopilar toda la información sobre los sucesos.

El comunicado subrayó que el organismo se encuentra en contacto continuado con las autoridades argentinas y que se fortalecerán las medidas de seguridad para evitar que hechos similares vuelvan a repetirse.

Además, anunció que el partido será reprogramado o cancelado en función de los resultados de la investigación.

Este episodio de violencia no solo mancha la imagen del fútbol sudamericano, sino que también remueve el debate sobre la seguridad y la organización en eventos deportivos de alta convocatoria.

La historia del fútbol en Argentina y Chile está marcada por episodios de enfrentamientos y disturbios, pero en los últimos años, las autoridades han intentado implementar medidas más estrictas, sin embargo, los hechos en Avellaneda evidencian la necesidad de reforzar aún más los controles.

Desde su creación en 1916, la #Copa Sudamericana ha sido una plataforma de competencia internacional que une a diversas culturas y nacionalidades en torno al deporte más popular del mundo.