Un reciente deslizamiento de rocas en el Parque Nacional Banff ha evidenciado cómo las fuerzas invisibles y el agua subterránea contribuyen a estos eventos, que lamentablemente son impredecibles y cada vez más frecuentes debido al impacto del cambio climático.
El pasado jueves, un deslizamiento de rocas en el Parque Nacional Banff, uno de los destinos turísticos más populares de Canadá, resultó en la trágica pérdida de vidas humanas, evidenciando la complejidad y la imprevisibilidad de estos eventos naturales.
Científicos y expertos en geología coinciden en que estas avalanchas de piedra, aunque pueden dejar evidencia visible en el terreno, son extremadamente difíciles de predecir con precisión, especialmente en un contexto donde el cambio climático altera los patrones naturales.
El incidente ocurrió en una zona cercana a la conocida catarata Bow Glacier Falls, donde un bloque de roca se desprendió y cayó sobre los senderistas que transitaban por la zona.
Hasta ahora, se ha confirmado la muerte de al menos dos personas, incluyendo a una mujer de 70 años de Calgary, y otras resultaron heridas de gravedad.
La comunidad científica explica que estos eventos están relacionados con la acción del agua infiltradándose en las grietas de las montañas durante décadas.
El geomorfólogo Daniel Shugar, profesor en la Universidad de Calgary, explicó que las imágenes ayudaron a entender el origen del desastre. “Se puede observar que en la pared existen manantiales que emergen directamente desde la cicatriz del deslizamiento, y esto indica que el agua ha estado filtrándose a través de las rocas durante más de 70 años, desde que el glaciar retrocedió y el lago situada arriba, Iceberg Lake, ha estado alimentando esa masa de agua”.
Desde 1955, este lago ha estado vertiendo agua que, debido a la presión, ha contribuido a desgastar la estructura de la montaña. El agua, que ha estado intentando salir por las grietas en la roca, acumuló suficiente fuerza para desencadenar el desprendimiento de grandes bloques.
Como señala Shugar, aunque las fuerzas que provocan estos deslizamientos pueden acumularse por años, su precisión en la predicción continúa siendo inviable.
Por su parte, Davide Elmo, profesor en ingeniería minera y geología en la Universidad de Columbia Británica, explicó que, desde fuera, no es posible saber lo que sucede en el interior de la roca.
“Un face de montaña puede parecer estable, pero interna o estructuralmente puede estar muy debilitada”, advirtió. “El riesgo de un deslizamiento puede incrementarse con ciertos eventos, como lluvias intensas o cambios en la temperatura, pero no hay forma de evitar que suceda completamente”.
Elmo también resaltó la importancia de la señalización en las zonas de mayor riesgo, recomendando a los visitantes limitar su tiempo en áreas potencialmente peligrosas y mantenerse alejados de las pendientes inestables.
“Es fundamental que las autoridades coloquen avisos claros y que los excursionistas sean conscientes de que, aunque puedan disfrutar del paisaje, deben hacerlo con precaución”, agregó.
Expertos como John J. Clague, geocientífico en la Universidad Simon Fraser, señalan que en áreas como Banff y Jasper existen muchos testimonios de antiguos deslizamientos, que dejan huellas como conos y cicatrices en el paisaje.
“Es muy difícil predecir exactamente cuándo ocurrirá uno, salvo que haya indicios previos claros, lo cual no siempre sucede”, comentó. La historia geológica de los parques muestra que estos eventos no son aislados, sino parte de un proceso continuo en las formaciones montañosas de la región.
La interacción entre el clima y las formaciones geológicas en Canadá ha sido objeto de numerosos estudios. La pérdida de masa glaciar en el país, debido al calentamiento global, ha acelerado el retroceso de los glaciares, lo que a su vez aumenta la inestabilidad de las rocas y provoca mayor frecuencia de deslizamientos.
Algunos ejemplos históricos incluyen incidentes en los años 80 y 90, en los cuales eventos similares causaron daños y desafíos en términos de seguridad y manejo de riesgos.
Investigaciones recientes sugieren que el fenómeno de los glaciares en retroceso contribuye también en la liberación de rocas previamente estabilizadas.
La estructura geológica de estos lugares, combinada con el incremento de agua y cambios en las temperaturas, crea un escenario que hace más difícil prevenir estos eventos.
Aunque no puede evitarse por completo, las autoridades y científicos insisten en que la vigilancia, la señalización adecuada y el conocimiento público son las mejores herramientas para reducir riesgos y evitar pérdidas humanas.
En un contexto global, la tendencia de derretimiento de glaciares se ha acelerado en las últimas décadas. Canadá, con la mayor cantidad de masa glaciar fuera del continente antártico, es particularmente vulnerable. La comunidad científica advierte que este proceso no solo tiene implicaciones ecológicas, sino también sociales, económicos y de seguridad, especialmente en zonas donde la presencia humana y la geología se entrelazan.
La tragedia en Banff reafirma la necesidad de entender y aceptar la imprevisibilidad de estos eventos naturales. La unión entre la ciencia y la gestión de riesgos será clave para proteger a las comunidades y visitantes en estos hermosos pero peligrosos parajes naturales.