Un agricultor de datos submarinos ha identificado a un frailecillo de 33 años en la isla de Machias Seal, estableciendo un nuevo récord de longevidad para esta especie en Canadá. La investigación, que lleva décadas, revela aspectos importantes sobre la resistencia del ave ante cambios ambientales.

En un descubrimiento que refuerza el conocimiento sobre la longevidad de las aves marinas, investigadores de la Universidad de New Brunswick lograron identificar a un frailecillo con una edad de 33 años en la isla de Machias Seal, ubicada en el Golfo de Maine.

Este hallazgo representa un récord en Canadá y uno de los más altos en toda América del Norte.

El estudio, llevado a cabo por el Laboratorio Atlántico de Investigación en Aves Marinas, ha monitoreado durante más de 30 años a varias especies, entre ellas los frailecillos, especies que habitan en las regiones costeras del Atlántico Norte y tienen una longevidad que a menudo supera las décadas.

El frailecillo en cuestión fue marcado en 1997 con dos anillos metálicos distintos, especializados para rastrear sus movimientos y longevidad. La identificación de este ejemplar fue posible tras un trabajo nocturno en la isla, cuando los investigadores se adentraron en los nidos en busca de aves con el fin de verificar sus identificadores.

Según explica Daniel Oliker, estudiante de posgrado en ecología aviar en la misma universidad, la recuperación del ave fue una verdadera suerte. “La banda plástica que encontramos en su pata estaba muy desgastada, lo que evidenciaba su edad avanzada, y logramos descifrar el número todavía legible a pesar del deterioro”.

Este hallazgo no solo supera el récord anterior de 29 años para la especie en la región, sino que también demuestra la resistencia y adaptabilidad de estos animales frente a los cambios en el medio ambiente, incluyendo el calentamiento global, que ha afectado la disponibilidad de alimento y las condiciones del hábitat.

Historicamente, la vigilancia de las colonias de frailecillos en Machias Seal comenzó en los años 90, cuando los investigadores de la Agencia de Vida Silvestre de Canadá llevaban a cabo campañas periódicas para estudiar sus hábitos, anillar las aves y entender mejor su ciclo vital.

La utilización de bandas metálicas, en combinación con bandas plásticas en etapas iniciales, ha permitido a los científicos recopilar datos precisos y valiosos.

El investigador principal, Tony Diamond, quien inició estos estudios hace más de 30 años, afirmó que “el descubrimiento de este ejemplar no solo amplía nuestra comprensión sobre la esperanza de vida de los frailecillos, sino que también refleja la motivación y perseverancia de todo un equipo dedicado a conocer más de estas especies que enfrentan amenazas constantes en su hábitat natural”.

Tras la recuperación, el ave fue nuevamente anillada con una banda metálica moderna, que permitirá a los científicos seguir monitoreando su estado y comportamiento en los años venideros.

La información obtenida es crucial para comprender el ciclo de vida del frailecillo, cuántos polluelos puede criar en su vida, y cómo han sido afectados por las condiciones ambientales cambiantes.

Este tipo de investigaciones contribuyen a una mejor gestión y conservación de la biodiversidad marina, además de ofrecer pistas importantes sobre la resistencia de las especies ante el impacto humano y climático.

La longevidad de esta ave, que nació en 1992, demuestra que aún en épocas de grandes transformaciones, estos animales persisten, adaptándose y sobreviviendo en un mundo en constante cambio.