Hace 50 años, la película Jaws revolucionó la industria cinematográfica y la percepción pública sobre los tiburones, dejando una huella duradera en la cine, la cultura popular y la conservación de especies marinas. En este artículo exploramos su legado y el papel que ha tenido en el conocimiento científico y la protección de estos animales.

El 20 de junio de 1975 marcó un antes y un después en la historia del cine con el estreno de Jaws, una película dirigida por Steven Spielberg basada en la novela de Peter Benchley.

Este filme no solo cambió la forma en que se hacen y distribuyen las películas de verano, sino que también influyó profundamente en la percepción social y científica de los tiburones.

En aquel entonces, la imagen que teníamos de los tiburones era en gran parte alimentada por el cine y los medios; criaturas temidas, despiadadas y peligrosas.

Sin embargo, la película Jaws, con su meticuloso uso de la insinuación y la edición, logró que millones de espectadores imaginaran lo peor, provocando un miedo irracional que perdura aún hoy.

A pesar de esto, el filme también ayudó a que se prestara más atención a la conservación de estas especies, ya que en los años siguientes aumentaron los esfuerzos por entenderlas y protegerlas.

La historia de Jaws se sitúa en una ficticia isla de Nueva Inglaterra, donde un gran tiburón blanco acecha a bañistas desprevenidos. La criatura animatrónica, apodada Bruce, de unos 7.6 metros de longitud, solo se muestra parcialmente en pantalla, y esa estrategia fue clave para potenciar la imaginación del público. La escena más emblemática, en la que el jefe de policía Brody exclama: