El jugador argentino de rugby Luciano González Rizzoni se consagra campeón en el Seven de Hong Kong y comparte su amor por los automóviles.

Luciano González Rizzoni, figura destacada del rugby argentino, se ha coronado recientemente como campeón del Seven de Hong Kong junto a su equipo, Los Pumas 7s.

Este éxito no ha sido sorpresivo, dado que la escuadra argentina ha mostrado un dominio notable en el circuito durante el último año, siendo actualmente líder en el ranking mundial.

Sin embargo, su pasión no se limita al deporte; Rizzoni también siente un profundo interés por el mundo de los automóviles.

Originario de La Rioja, González Rizzoni comenzó a practicar rugby desde muy joven; a los cuatro años ya entrenaba en el Club Social de su ciudad natal.

En su adolescencia, se trasladó junto a su familia a Villa General Belgrano, Córdoba, donde a la edad de 19 años comenzó a especializarse en la modalidad seven.

En paralelo a su carrera deportiva, Rizzoni recuerda con cariño su primer encuentro con el volante cuando su padre le enseñó a manejar en un Renault Kangoo.

"La verdad es que estaba muy nervioso, pero fue una experiencia memorable y divertida, sobre todo porque lo hicimos en un lugar seguro".

El joven deportista acaba de liderar a Los Pumas a una victoria sobre Francia, logrando así su tercer título consecutivo en esta temporada. Previamente, habían ganado torneos en Perth, Australia, y Vancouver, Canadá, lo que les asegura un lugar en la gran final que se celebrará en Los Ángeles los días 3 y 4 de mayo.

La pasión de Rizzoni por los automóviles comenzó desde niño. "Mi familia siempre fue de Ford, y mi primer auto fue un Ford Ka 1.6, que adoraba", confiesa. Rizzoni, quien obtuvo su licencia de conducir a los 18 años, destaca la importancia de cuidar su auto, asegurándose de que siempre esté limpio y en buen estado.

"No suelo hacerle modificaciones; prefiero mantenerlo tal como estaba, haciendo un par de cambios estéticos de vez en cuando".

Una de las preguntas que se le hacen a menudo es sobre los hábitos al conducir. Rizzoni es enfático: "No se come ni se bebe en el auto, a menos que sea un viaje largo. Me gusta llegar a mi destino sin distracciones". Ante la pregunta sobre su auto soñado, el joven rugbista menciona su admiración por el Ford Mustang, especialmente el modelo clásico. "Siempre he soñado con tener uno. Mi familia es fanática de Ford, así que inevitablemente me incliné hacia esos modelos".

En cuanto a la tecnología actual en los autos, Rizzoni valora la seguridad. "Los nuevos autos avisan de todo y esto te da mucha tranquilidad. La evolución en este aspecto ha sido notable", dice con emoción. Aunque le gusta manejar con caja manual, reconoce que la caja automática se ha vuelto muy práctica desde que se mudó a una gran ciudad como Buenos Aires.

"Aquí, en horas pico, es un verdadero alivio".

La música también juega un papel importante en su experiencia de conducción. "No arranco el auto hasta que tengo la música adecuada. Escucho todo tipo de géneros, desde cuarteto hasta folclore y reguetón", sostiene. A pesar de su amor por la velocidad, resalta la importancia de ser consciente al volante, recordando que en la carretera hay que ser responsable debido a la gran cantidad de automóviles.

Finalmente, sus pensamientos sobre el futuro del equipo son positivos. "Estamos en un buen camino, pero debemos seguir esfuerzo diario. Mejorar en nuestras debilidades es crucial para llegar en forma a la final", concluye Rizzoni. La combinación de su éxito deportivo y su amor por los automóviles hace de Luciano González Rizzoni un personaje admirado, tanto dentro como fuera del campo.