El famoso actor francés Gérard Depardieu ha sido condenado a 18 meses de prisión en suspenso por agresiones sexuales a dos mujeres durante un rodaje en 2021, en un caso que refleja la creciente atención al movimiento #MeToo en el cine francés y global.
El pasado martes 13 de mayo de 2025, la justicia francesa dictó una condena que ha generado gran repercusión en el mundo del cine y entre el público en general.
Gérard Depardieu, reconocido actor con una carrera que abarca más de 200 filmes, fue sentenciado a 18 meses de prisión en suspenso y a dos años de inhabilitación para ocupar cargos públicos, tras ser declarado culpable de agresiones sexuales y acoso a dos mujeres en 2021 durante el rodaje de la película "Les Volets Verts", dirigida por Jean Becker.
Este juicio marcó un hito en Francia, ya que se trata del primer caso de alto perfil en el país que cobra ecos del movimiento #MeToo, que comenzó en Estados Unidos en 2017 y que rápidamente se extendió por todo el mundo, exponiendo abusos y comportamientos machistas en la industria del entretenimiento.
Depardieu, de 76 años en ese momento, siempre negó las acusaciones. La fiscalía solicitó inicialmente una condena de dos años de prisión con prisión efectiva, pero el tribunal decidió imponer la suspensión, además de ordenar su inscripción en el registro de delincuentes sexuales y prohibirle presentarse a cargos públicos.
La sentencia también incluye una multa de aproximadamente 1.040 euros (equivalente a USD 1,120) para cada una de las denunciantes.
Los hechos que se juzgaron ocurrieron en 2021 cuando el actor fue denunciado por Amélie, una decoradora de 54 años, y Sarah, una asistente de dirección de 34 años, quienes acusaron a Depardieu de haberlas agredido sexualmente, tocándolas en varias ocasiones pese a sus reiteradas negativas.
La versión de la acusación sostiene que el actor las tocó indebidamente en distintas partes del cuerpo, en un contexto de intimidación y abuso de poder.
Depardieu, por su parte, afirmó que solo había sujetado a Amélie por las caderas para evitar que resbalara durante una discusión sobre el decorado, y negó cualquier conducta inapropiada con Sarah.
Sin embargo, las declaraciones de las denunciantes y las evidencias presentadas en el juicio fueron determinantes para la sentencia.
El tribunal destacó que la coherencia en las testimoniales y los cambios en las declaraciones del actor entre su detención y el juicio mostraron inconsistencias, lo que contribuyó a su condena.
Además, los magistrados criticaron la estrategia de defensa de Depardieu, que, según ellos, sometió a las víctimas a una victimización secundaria, culpabilizándolas por los hechos.
La condena ha abierto un debate en Francia sobre el poder y la responsabilidad en la industria cinematográfica, y ha puesto en evidencia que los abusos no están limitados a Hollywood, sino que también afectan a figuras de alta trayectoria en Europa.
La presidenta del jurado del Festival de Cannes, Juliette Binoche, expresó en rueda de prensa que Depardieu “no es un monstruo, sino un hombre que ha sido desacralizado”, y agregó que "esto nos obliga a reflexionar sobre el poder que ejercen ciertas personas".
La noticia también generó reacciones en otros sectores. La legendaria actriz Brigitte Bardot, de 90 años, salió en defensa del actor, argumentando que los hombres acusados de poner sus manos sobre el trasero de una mujer deberían poder seguir con sus vidas.
Sin embargo, más de veinte mujeres han presentado denuncias similares contra Depardieu, aunque muchas de ellas prescribieron con el tiempo.
Este caso ejemplifica cómo el movimiento #MeToo ha llegado a Francia, donde la comisión parlamentaria propuso en abril casi 90 medidas para combatir la violencia y el machismo en la cultura y la industria del entretenimiento, catalogadas como problemas “sistémicos y endémicos”.
La condena a Depardieu representa un paso importante en la lucha contra la impunidad y la cultura de silencio en el mundo del cine, y evidencia que ninguna figura, por famosa o poderosa que sea, está exenta de rendir cuentas ante la justicia.
En definitiva, este proceso judicial refleja un cambio de paradigma en la percepción social sobre el acoso y la violencia sexual en el ámbito profesional, promoviendo mayor conciencia y exigencias de responsabilidad en todos los niveles.
La condena a Gérard Depardieu marca un precedente que podría influir en futuros casos y en la cultura de la denuncia en Francia y más allá, en una época donde la justicia empieza a dar voz a las víctimas y a cuestionar las conductas de figuras públicas de gran influencia.
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