El Papa León XIV expresó su preocupación por la desvalorización de la fe cristiana en la sociedad moderna y exhortó a la Iglesia a mantener vivo el espíritu evangelizador, incluso en contextos hostiles y escépticos.
El Papa León XIV expresó este viernes su profunda tristeza por la percepción negativa que tiene la sociedad moderna sobre la fe cristiana, considerándola a menudo como algo absurdo, propio de personas débiles e intelectualmente limitadas.
En su primera misa celebrada en la histórica Capilla Sixtina, ante los 133 cardenales que lo eligieron en la cuarta votación del cónclave, el pontífice reflexionó sobre los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia para transmitir el mensaje del Evangelio en un mundo cada vez más secular y escéptico.
Durante su homilía, León XIV destacó que en la actualidad existe una tendencia a despreciar o ridiculizar la fe, incluso en ambientes donde en otros tiempos era respetada.
En muchos contextos, los creyentes solo son soportados con lástima o tolerados superficialmente, en lugar de ser reconocidos por su compromiso y testimonio.
El pontífice subrayó que en estos espacios, la misión de la Iglesia es aún más urgente, ya que la pérdida de la fe puede acarrear consecuencias graves para la sociedad, como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, y una mayor vulnerabilidad en la dignidad humana.
Además, alertó sobre la tendencia a reducir a Jesús a un líder carismático o a un superhombre, lo cual, según él, fomenta un tipo de ateísmo práctico entre creyentes y no creyentes.
León XIV instó a los miembros del colegio cardenalicio, incluyendo a los mayores de 80 años que no participaron en la votación, a dar testimonio de la alegría de la fe en Jesús Salvador.
«La verdadera evangelización comienza en nuestra relación personal con Él, en un proceso de conversión constante», afirmó. También resaltó que, como Iglesia, deben vivir en comunión, llevando la Buena Noticia a todos y haciendo posible que más personas conozcan y amen a Cristo.
Al concluir su homilía, el Papa expresó su deseo de que su misión como sucesor de Pedro le permita aprender a hacerse pequeño, para que Dios sea cada vez más conocido y glorificado en la tierra.
En su mensaje, recordó que la historia de la Iglesia está llena de ejemplos de santos que, a través del sacrificio y la humildad, lograron transformar sus comunidades y ofrecer esperanza en tiempos difíciles.
La esperanza, dijo, es fundamental para mantener viva la misión evangelizadora en un mundo que cada día requiere más testigos valientes y dedicados a la fe cristiana.