Una serie de atentados en diferentes ciudades colombianas ha causado daños materiales y ha aumentado la tensión en el país, en medio de una escalada de violencia atribuida a disidencias y grupos armados.

El centro de la localidad de Florencia, en el departamento de Caquetá, Colombia, se ha despertado en la madrugada de este viernes debido a una potente explosión que, hasta el momento, solo ha causado daños materiales.

Este incidente ocurrió menos de 24 horas después de que en Cali y Antioquia se registraran otros ataques que, en conjunto, han dejado al menos 20 personas fallecidas y decenas de heridas, incrementando la preocupación por la creciente inseguridad en el país.

La explosión en Florencia tuvo lugar en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, dañando fachadas de edificios y algunos establecimientos comerciales, según informa el diario 'El Tiempo'.

El artefacto, que fue abandonado en una papelera, detonó aproximadamente a las 3:00 de la mañana hora local, momento en el que no había presencia de personas en los alrededores, lo que pudo haber evitado pérdidas humanas.

Supuestamente, el artefacto explosivo habría sido colocado en una zona estratégica por grupos que buscan generar temor y desestabilización en la región.

El comandante de la Policía de Caquetá, el coronel César Pinzón, cree que este ataque podría ser una represalia del Frente Rodrigo Cadete, una disidencia de las FARC, en respuesta a la negativa de algunos comerciantes a pagar extorsiones.

Estas prácticas delictivas, que en algunos casos alcanzan los 60 millones de pesos colombianos (unos 11.500 euros), representan una de las mayores amenazas para la estabilidad local.

Desde principios de año, las autoridades han logrado detener a unas treinta personas relacionadas con actividades ilícitas en Florencia, incluyendo a Rubiel Cabrera, alias 'Raúl', considerado el jefe financiero del Frente Cadete.

Las negociaciones de paz que el gobierno ha intentado establecer con estos grupos fueron suspendidas en abril pasado, en un intento por reducir la violencia y abrir un canal de diálogo.

En las últimas horas, Colombia ha sido escenario de otros ataques de gran magnitud. En Cali, al menos ocho personas han muerto y aproximadamente 80 han resultado heridas tras la explosión cerca de un cuartel del Ejército, en lo que se considera el atentado más grave en esa ciudad desde 2019.

La violencia también se ha extendido a Antioquia, donde un helicóptero en el que viajaban 12 policías fue alcanzado por un dron, provocando la muerte de todos los ocupantes.

En este caso, las autoridades apuntan a las disidencias de Néstor Vera Fernández, 'Iván Mordisco', aunque no descartan la posible participación del Clan del Golfo, que también opera en la región.

Supuestamente, estos ataques son una respuesta a las operaciones militares que las fuerzas de seguridad han llevado a cabo en los últimos meses contra diversos grupos armados en la zona.

La escalada de violencia pone en jaque los esfuerzos del gobierno colombiano por estabilizar el país y avanzar en los procesos de paz, mientras la población civil sufre las consecuencias de estos enfrentamientos.

La situación en Colombia, que ha sufrido décadas de conflicto armado, sigue siendo compleja. Aunque la firma de acuerdos de paz en los últimos años ha reducido algunos enfrentamientos, las disidencias y otros grupos ilegales continúan operando, generando una ola de violencia que tiene repercusiones en todo el país.

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada, llamando a las autoridades a fortalecer las estrategias de seguridad y protección para la población civil en medio de esta difícil situación.