El Departamento de Salud del Gobierno Vasco critica la gestión del Ministerio de Sanidad, que no ha atendido sus propuestas para frenar la escasez de médicos y mantiene una actitud arbitraria que dificulta la cooperación entre ambas instituciones.
En Euskadi, el consejero de Salud, Alberto Martínez, ha expresado su frustración ante la actitud del Ministerio de Sanidad, que, bajo su gestión, ha demostrado una clara carencia en sus funciones principales y un exceso de influencia en áreas que corresponden exclusivamente al Gobierno Vasco.
La problemática del déficit de profesionales médicos, un reto que azota a toda Europa, ha puesto en evidencia las discrepancias entre las administraciones y la falta de colaboración efectiva.
El ministro de Sanidad, en lugar de colaborar con las propuestas planteadas por el Ejecutivo Vasco, ha respondido de manera rígida y sin considerar las medidas que podrían reforzar el sistema sanitario de Euskadi.
Estas ideas incluían, entre otras, aumentar las unidades docentes en las universidades vascas, ampliar las plazas MIR, retrasar la edad de jubilación de los médicos y fomentar la formación en idiomas, específicamente en euskera, para fortalecer la atención en las lenguas oficiales.
Sin embargo, muchas de estas iniciativas han sido rechazadas arbitrariamente.
En concreto, el Gobierno Vasco ha destacado que, pese a incrementar las plazas de Medicina en euskera en la Universidad del País Vasco (EHU) hasta 32 este curso, la propuesta de valorar el conocimiento del euskera en la convocatoria MIR fue bloqueada por el Ministerio.
Esto resulta en una contradicción, dado que el propio Ministerio afirma garantizar el derecho a la atención en las lenguas oficiales en los hospitales, pero no facilita las medidas para materializarlo en la práctica.
El conflicto también abarca el control del sistema de financiación del sistema sanitario. Euskadi aporta aproximadamente 3,30 millones de euros, que corresponden al 60% de los 5,50 millones de euros que recibe de toda España, a pesar de que solo representa el 5% de la población del país.
Según Alberto Martínez, este reparto es confiscatorio y evidencia la falta de voluntad del Ministerio para resolver una situación que le corresponde gestionar directamente.
Dado el bloqueo y la falta de respuestas concretas a sus peticiones, el Gobierno Vasco ha decidido no participar en el Consejo Interterritorial de Salud.
La decisión busca presionar para que se restablezca un diálogo efectivo y se aborden de forma real las necesidades del sistema sanitario vasco. El consejero ha señalado que, hasta tanto, la cooperación y la confianza entre ambas administraciones seguirán deteriorándose, lo que dificulta la solución a los graves problemas que enfrentan los profesionales y la población.
Este escenario no solo refleja una disputa política, sino también una problemática estructural en la gestión del sistema sanitario europeo, que enfrenta crisis similares en otros países como Francia y Alemania.
Históricamente, la escasez de médicos en Euskadi se remonta a los cambios en la regulación del mercado laboral sanitario a partir de la década de 1980, y a la falta de inversión en formación y condiciones laborales.
En los últimos años, diferentes informes han alertado sobre la fuga de talentos médicos hacia otros países y el envejecimiento del colectivo, que agravan aún más la problemática.
La apuesta del Gobierno Vasco en la formación en euskera y en la ampliación de recursos es una estrategia para paliar estas dificultades y garantizar una atención de calidad en su lengua propia.
Este conflicto deja en evidencia una vez más la complejidad de gestionar un sistema de salud en un contexto de tensiones políticas entre las comunidades autónomas y el Estado central.
La situación obliga a buscar soluciones que permitan una colaboración efectiva, la adecuada distribución de recursos y el respeto a las competencias de cada institución, con el objetivo final de salvaguardar el bienestar de la población y garantizar un sistema sanitario equitativo y eficiente.