La aprobación de los presupuestos para 2026 en Euskadi se ha presentado como una señal de estabilidad y de inversión en servicios públicos, vivienda y seguridad, con un énfasis en el plan Euskadi Eraldatuz 2030 y en una gestión prudente de la deuda.
En Euskadi, el consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d’Anjou, afirmó anoche en el programa Ganbara de Radio Euskadi que la aprobación este martes de los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma para 2026 constituye una señal de estabilidad en medio de la incertidumbre que rodea al entorno económico y político.
Este mensaje de fiabilidad busca reforzar la confianza tanto dentro como fuera de Euskadi. D’Anjou señaló que la decisión de aprobar las cuentas permite a la administración vasca avanzar de forma proactiva hacia la Euskadi del futuro, un camino que, aseguró, ya se está materializando como un rasgo distintivo frente a territorios cercanos.
El consejero hizo un repaso de la actualidad presupuestaria y explicó que los tres pilares sobre los que se apoya el presupuesto son reforzar los servicios públicos, atender las preocupaciones más inmediatas de la ciudadanía y apostar por inversiones transformadoras que sitúen a la economía vasca en una senda de desarrollo sostenible.
En el trámite parlamentario se aceptaron seis enmiendas presentadas por grupos de la oposición, con la excepción de Vox, lo que el gabinete valoró como muestra de un talante dialogante y de una voluntad de mejorar el proyecto.
La visión general, dijo, es que la economía debe ser más cercana a las personas y más eficiente en su gasto.
En la parte de financiación, d’Anjou explicó que el endeudamiento autorizado asciende a €935 millones y se destina íntegramente al Plan Euskadi Eraldatuz 2030, la hoja de ruta de la Alianza Financiera Vasca.
Este plan, añadió, apuesta por el arraigo de las empresas, la creación de empleos de calidad y la promoción de una nueva fase industrial. Además aclaró que, incluso sumando este endeudamiento, Euskadi se sitúa por debajo de la media del Estado en la ratio deuda/PIB, lo que subraya una gestión prudente y responsable de las cuentas públicas.
Sobre el futuro inmediato, d’Anjou enfatizó la importancia de mantener la confianza de inversores gracias a una base industrial sólida y a la fiabilidad institucional de la región.
Anunció que, en colaboración con las Entidades de Previsión Social Vascas EPSV, se buscarán marcos de colaboración que faciliten la ejecución de proyectos conjuntos, y que en 2026 se verán ejemplos concretos de cómo se materializa este trabajo.
Más allá del marco inmediato, la trayectoria presupuestaria de Euskadi se apoya en décadas de esfuerzo para equilibrar gasto social y gasto de inversión, reforzando, en paralelo, una red de protección social que permite a las familias afrontar la volatilidad económica.
Históricamente, la economía vasca ha basado su resiliencia en un tejido industrial diversificado, con sectores clave como la manufactura avanzada, la energía y los servicios tecnológicos.
Un sistema de previsión social sólido, alimentado por EPSV, ha permitido mitigar impactos de crisis recientes y mantener una posición de estabilidad relativa frente a ciclos globales.
Aunque la región ha vivido momentos de ajuste presupuestario, la prioridad ha sido siempre mantener servicios públicos fuertes y cohesionados, con una deuda contenida y una inversión pública orientada a la innovación y la productividad.
Este trasfondo explica, en parte, por qué la aprobación de los presupuestos para 2026 es vista por analistas y agentes económicos como un hito de continuidad y previsibilidad en un entorno de mayor volatilidad internacional.