Amazon se compromete a reembolsar a millones de usuarios tras un acuerdo histórico con la FTC por prácticas fraudulentas en la suscripción a Prime, evitando así una larga batalla legal en Estados Unidos.

En un hecho que ha generado gran revuelo en el mundo del comercio electrónico, Amazon ha aceptado pagar una cantidad récord de aproximadamente 2.300 millones de euros en un acuerdo con la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos, tras ser acusada de emplear tácticas engañosas para inscribir a millones de clientes en su servicio Prime sin su consentimiento explícito.

Este acuerdo, considerado uno de los mayores en la historia de las disputas de protección al consumidor en ese país, surge después de que la FTC presentara una demanda en junio de 2023 alegando que la compañía manipulaba a los usuarios para que se suscribieran a Prime y dificultaba su cancelación.

Supuestamente, la investigación de la FTC reveló que Amazon utilizaba métodos sofisticados y poco transparentes para enrolar a los clientes en sus suscripciones, incluso en casos en los que estos no tenían intención de hacerlo.

Documentos internos, presuntamente hallados por los investigadores, mostraron que altos ejecutivos y empleados conocían las dificultades que enfrentaban los usuarios al tratar de cancelar sus membresías.

Comentarios como “la suscripción es un mundo un poco turbio” y “engañar a los consumidores para que permanezcan en Prime es una especie de cáncer no declarado” supuestamente reflejaban una cultura interna de prácticas poco éticas.

Uno de los testimonios más impactantes fue el de Reid Nelson, exinvestigador de experiencia del usuario en Amazon, quien presuntamente advirtió en su momento que las interfaces y tácticas de la compañía eran “confusas” y “engañosas”.

A pesar de esto, Amazon defendió sus prácticas, asegurando que sus procesos de suscripción y cancelación superaban los estándares de transparencia de la industria y que estaban en constante inversión para mejorar la experiencia del cliente.

El acuerdo, que no implica admitirse culpabilidad por parte de Amazon, exige que la empresa realice cambios importantes en su plataforma. Entre ellas, se compromete a incluir botones claramente visibles para que los usuarios puedan rechazar Prime, a proporcionar información transparente acerca de los costes y condiciones, y a facilitar la cancelación mediante un proceso sencillo y accesible, similar al de la inscripción.

Además, Amazon deberá pagar aproximadamente 1.950 millones de euros en multas civiles y ofrecer hasta 510 euros en compensación automática a ciertos clientes afectados, quienes también podrán presentar reclamaciones para recibir reembolsos adicionales.

Supuestamente, esta medida busca proteger a millones de consumidores que, en el pasado, habrían sido inscritos involuntariamente o enfrentado dificultades para cancelar sus membresías.

La FTC también ha anunciado que continuará investigando y tomando acciones legales contra otras grandes empresas que empleen prácticas similares.

Las reacciones ante este acuerdo han sido diversas. Organizaciones defensoras del consumidor, como el Proyecto Libertades Económicas, han criticado que Amazon y sus ejecutivos puedan “salir indemnes” del caso, mientras que otros expertos consideran que la multa es un paso importante para frenar prácticas abusivas en el sector digital.

En un contexto más amplio, este caso reabre el debate sobre la necesidad de regulaciones más estrictas en el comercio electrónico, especialmente en lo referente a las suscripciones automáticas y la protección del usuario.

La propuesta de la administración Biden de implementar reglas más claras para cancelar suscripciones, conocida como “click to cancel”, fue bloqueada recientemente por un tribunal, pero la presión por una mayor transparencia continúa en aumento.

Supuestamente, en Europa también existen movimientos hacia una regulación más estricta en este ámbito, aunque aún no se han logrado avances significativos.

Sin embargo, casos como el de Amazon sirven como advertencia para que los consumidores sean más cautelosos y revisen cuidadosamente los términos y condiciones antes de inscribirse en cualquier servicio online.

En definitiva, este acuerdo representa un paso importante en la lucha contra las prácticas comerciales engañosas en la era digital. Aunque Amazon no ha admitido culpabilidad, la compañía ha prometido implementar cambios que faciliten la cancelación y la transparencia, en un esfuerzo por recuperar la confianza de sus usuarios y cumplir con las nuevas regulaciones que se avecinan en diferentes jurisdicciones.