El exjugador y entrenador Enzo Trossero comparte su visión sobre el fútbol argentino, su carrera internacional y la evolución social en los países árabes.

Enzo Trossero, a sus 71 años, sigue siendo un ícono del fútbol argentino. Su presencia física, con una cabellera rubia y ojos celestes, rememora la imagen de un guerrero. Nacido en Esmeralda, Santa Fe, Trossero dejó su hogar a los 12 años, una experiencia que, según él, lo marcó y forjó su carácter. Desde sus inicios con la camiseta de Independiente, donde destacó como defensor y goleador, su carrera ha sido rica en experiencias tanto en el terreno de juego como en el ámbito técnico.

El exfutbolista, quien jugó en equipos de Francia, Suiza, Guatemala y Arabia Saudita, destaca la calidad del fútbol argentino. “Los jugadores argentinos son valorados en todo el mundo. Las divisiones inferiores de nuestro país son excepcionales”, señala, subrayando el fenómeno de la globalización en el deporte. “Hoy en día, los equipos cambian rápidamente de plantilla, algo que no ocurría antes, cuando la estabilidad era mayor. Aún así, el talento argentino brilla en los cinco continentes”, añade.

Su experiencia internacional incluye un paso notable en el Nantes, donde, por alrededor de 400.000 dólares, se ganó un lugar como defensor central, anotando 13 goles en dos años. “Para un defensa, esos números son significativos”, dice con orgullo, recordando una etapa de su vida cuando el dinero en el fútbol no era tan abundante como hoy.

Trossero también lideró equipos en el Medio Oriente, disfrutando de un período exitoso en Al-Ittihad, donde conquistó la Copa del Rey. “La afición en Arabia es impresionante. Nunca olvidaré la locura de la gente cuando ganamos a Al-Hilal. El fútbol ha crecido allí, y cuentas con mercados emergentes que están invirtiendo en los mejores jugadores del mundo”, comenta sobre la evolución del fútbol en esa región.

Sin embargo, no solo el fútbol le dejó enseñanzas. Destaca los cambios sociales en los países árabes, donde ha visto avances significativos en los derechos de las mujeres desde que estuvo allí. “Antes las mujeres no podían conducir y ahora lo hacen. El progreso es evidente y admirable”, agrega.

La trayectoria de Trossero en la selección argentina también ha sido memorable. Participó en 22 partidos y tuvo la oportunidad de formar parte del mundial de 1982, aunque no jugó un minuto. Carlos Bilardo lo tuvo en cuenta para el mundial de 1986, pero, lamentablemente, lo dejó fuera debido a decisiones tácticas. Aún así, hoy observa con admiración el trabajo del actual director técnico, Lionel Scaloni, y valora el comportamiento de los jugadores dentro y fuera del campo.

“Es notable cómo Scaloni transmite valores importantes, como el respeto y la camaradería en el equipo. Los jugadores se comportan como verdaderos caballeros”, comenta.

En cuanto a su club, Independiente, Trossero se muestra optimista: “Veo aspectos positivos en el equipo actual, aunque desearía tener una función más cercana, como un mánager.

Creo que mi experiencia podría ser útil”. Sin embargo, reconoce que su edad lo ha alejado de los puestos de dirección.

A medida que comparte sus reflexiones, queda claro que la pasión por el fútbol y su amor por el cambio social continúan siendo motores en su vida.

Enzo Trossero permanece como una figura relevante en el deporte argentino, y su legado, tanto dentro como fuera del campo, continúa inspirando a nuevas generaciones de futbolistas.