Los hospitales y centros de salud en Castilla y León han vuelto a la plena actividad después de un apagón eléctrico masivo en toda España. La rápida respuesta de los profesionales sanitarios y la colaboración de los ciudadanos permitieron reprogramar procedimientos y mantener la atención esencial en medio de una situación sin antecedentes. La comunidad implementó medidas de emergencia que garantizaron la continuidad de los servicios críticos, reflejando la importancia de la planificación ante eventos de gran escala.

El 28 de abril de 2025, toda España sufrió un apagón eléctrico de gran magnitud que afectó a múltiples regiones, incluyendo a Castilla y León. Este incidente, considerado uno de los mayores cortes de energía en la historia reciente del país, provocó que los hospitales y centros de salud de la comunidad tuvieran que activar protocolos de emergencia para garantizar la atención sanitaria.

La respuesta coordinada de los profesionales sanitarios, junto con la colaboración de las fuerzas de seguridad, Protección Civil y voluntarios, fue clave para afrontar la crisis.

Desde la madrugada, los hospitales de Castilla y León contaron con generadores de respaldo que entraron en funcionamiento automáticamente, permitiendo mantener operativos los servicios más críticos como respiradores, incubadoras y monitores cardíacos.

Sin embargo, algunas áreas experimentaron cortes en el suministro eléctrico, lo que provocó la suspensión temporal de ciertos procedimientos programados.

En términos concretos, aproximadamente entre un 30 y un 35 % de las cirugías previstas para la jornada matutina no pudieron realizarse, además de un 20 a 30 % de pruebas diagnósticas y un 15 % de consultas externas.

Los centros de salud en general lograron mantener su actividad habitual, ya que en el momento del apagón todavía había suficiente energía para continuar con las consultas y gestiones habituales.

No obstante, se registraron dificultades en la conexión a los sistemas electrónicos de gestión clínica y recetas digitales, como MedoraCyl y RECYL, obligando a que muchos pacientes recibieran atención mediante recetas en papel.

El sistema de emergencia se puso en marcha con rapidez. Los ayuntamientos y las fuerzas de seguridad colaboraron en la distribución de generadores adicionales, algunos aportados por los propios ayuntamientos, para asegurar la continuidad de la atención en los Puntos de Atención Continuada y en los centros de salud.

En aquellos lugares donde la instalación de generadores no fue posible, el personal médico permaneció en los centros atendiendo a los pacientes, sin que se detectaran incidencias graves.

En cuanto a la atención de urgencias, el Centro Coordinador de Urgencias y Emergencias de Sacyl agrupó las ambulancias en los hospitales y centros de salud para facilitar una respuesta rápida.

Además, se enviaron suministros de oxígeno a residencias de mayores y centros de atención a domicilio que lo requerían, garantizando la atención de pacientes con necesidades especiales.

Este incidente ha puesto en evidencia la importancia de contar con sistemas de respaldo efectivos y planes de contingencia sólidos en el sector sanitario.

La historia reciente nos recuerda eventos similares, como el apagón en la región de Cataluña en 2019, que también llevó a la implementación de medidas para mejorar la resiliencia del sistema energético y sanitario.

Gracias a la rápida actuación y la cooperación de todos los actores involucrados, los centros sanitarios de Castilla y León lograron volver a la normalidad en pocas horas, demostrando una vez más la capacidad de adaptación del sistema sanitario ante emergencias.

La comunidad continúa trabajando en fortalecer estos mecanismos para afrontar futuras crisis con la misma eficacia y seguridad.