Las instituciones educativas de Buenos Aires están impulsando iniciativas para promover la conservación del medio ambiente, con capacitaciones, entrega de insumos y actividades prácticas que involucran a estudiantes y docentes en la protección de la biodiversidad urbana.
En la ciudad de Buenos Aires, las instituciones educativas están llevando adelante un conjunto de acciones destinadas a fortalecer la conciencia ecológica y promover la conservación de la biodiversidad en los espacios escolares.
Desde hace años, el programa Escuelas Verdes ha sido un pilar fundamental para integrar la educación ambiental en el currículo, fomentando el respeto por la naturaleza y el trabajo colaborativo entre docentes y alumnos.
Durante 2025, estas iniciativas han cobrado mayor protagonismo, con la implementación de capacitaciones, la entrega de insumos y la realización de actividades prácticas que involucran a toda la comunidad educativa.
Entre las acciones más destacadas se encuentran las entregas de semillas y plantas nativas, destinadas a fortalecer las huertas escolares y promover el cultivo de especies autóctonas que contribuyen a la conservación de la flora local.
Específicamente, se distribuyeron semillas de temporada de otoño-invierno, como zanahorias, arvejas, lechugas, perejil y acelgas, a más de 290 escuelas de la Ciudad que están en proceso de crear o ampliar sus huertas.
Además, se entregaron cerca de 180 plantas nativas y aromáticas a unas 40 instituciones educativas, con el fin de diversificar la flora de los espacios verdes escolares.
Para mejorar las condiciones de estos espacios, también se distribuyeron aproximadamente 600 bolsas de tierra entre 120 escuelas.
El fortalecimiento profesional de los docentes ha sido otro eje central, con cursos de capacitación que abordan temas como la siembra, la germinación y la planificación de huertas.
En particular, en el Distrito Escolar N° 15, se realizaron encuentros mensuales dirigidos a los vicedirectores de las escuelas primarias, con el objetivo de brindarles herramientas prácticas para el desarrollo de proyectos ecológicos en sus instituciones.
Asimismo, se lanzó el ciclo anual «La Huerta en la Escuela», que ofrece modalidades presencial y virtual, permitiendo que un mayor número de docentes accedan a la formación.
En 2025, participaron en esta capacitación más de 200 docentes, quienes adquirieron conocimientos sobre cómo integrar las huertas en las actividades pedagógicas.
Además, en abril, se llevaron a cabo 13 encuentros virtuales en los que 135 docentes de distintas escuelas pudieron consultar y recibir asesoramiento directo del equipo pedagógico.
Las experiencias directas con los estudiantes complementan las acciones educativas, fomentando un vínculo real con la naturaleza. Un ejemplo fue la visita de alumnos de una escuela especial a la Reserva Ecológica Costanera Sur, donde aprendieron a identificar especies y comprender la importancia de los espacios verdes de la ciudad.
También, en el Día de la Tierra, niños y niñas de una escuela infantil plantaron 10 especies nativas cerca de su institución, promoviendo la sensibilización temprana sobre el cuidado del medio ambiente.
Otra actividad significativa fue la participación en la reserva natural Lago Lugano, donde estudiantes de una escuela primaria sembraron árboles nativos como el tala y el chañar, contribuyendo a la reforestación de áreas urbanas.
Estas acciones, además de generar un impacto directo en el entorno, fomentan en los alumnos una actitud de respeto y protección hacia la biodiversidad.
Desde 2010, cuando se lanzó formalmente el programa Escuelas Verdes en la Ciudad de Buenos Aires, se han implementado cientos de proyectos que buscan hacer de los espacios educativos verdaderos centros de aprendizaje sustentable.
La experiencia muestra que, mediante el trabajo conjunto y la participación activa de los estudiantes, es posible generar un cambio cultural que impacte positivamente en el medio ambiente urbano.
El compromiso de las escuelas y del gobierno local demuestra que la educación ambiental no solo es una herramienta para el cuidado del planeta, sino también un medio para fortalecer valores de responsabilidad y colectivo en las nuevas generaciones.
La continuidad de estas acciones es clave para construir una ciudad más verde, saludable y consciente de la importancia de conservar su biodiversidad para las futuras generaciones.