La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, se une a las procesiones del Jueves Santo, destacando el legado de las cofradías en la ciudad.

La ciudad de Zaragoza ha vibrado con intensa devoción durante el Jueves Santo, un día marcado por la participación activa de la alcaldesa Natalia Chueca en un total de 16 procesiones que han recorrido las calles de la capital aragonesa.

Este año, la alcaldesa ha querido rendir homenaje a la cofradía de El Silencio, situada en el emblemático barrio de El Gancho. En este lugar, Chueca ha asistido a una emotiva oración en conmemoración de las mujeres que, hace medio siglo, decidieron unirse a esta hermandad, marcando un hito en su historia.

La procesión de El Silencio es conocida por su carácter austero y solemne, donde el silencio se convierte en el protagonista, interrumpido únicamente por el sonido de las heráldicas y los aplausos de los asistentes que reconocen el esfuerzo de los cofrades al portar a pulso las imágenes del Cristo de la Agonía y la Virgen Blanca.

Esta cofradía, que tiene sus raíces en 1944, fue establecida por las Juventudes de Acción Católica de la Parroquia de San Pablo, en torno a la venerada imagen del Cristo de la Agonía, que durante muchos años fue el centro de un solemne Vía Crucis en el barrio cada Domingo de Ramos.

Los cofrades de El Silencio visten un sobrio hábito negro, que se extiende en una larga cola durante los actos solemnes, complementado por un capirote con una insignia bordada en blanco y un cinturón de esparto.

En las procesiones, los hermanos están unidos mediante cuerdas, manteniendo la distancia, mientras levantan las hachas en señal de respeto y solemnidad.

Por otro lado, la alcaldesa también ha mostrado su apoyo a los miembros de la cofradía de La Columna, una de las más grandes de Zaragoza, que este año ha enfrentado retos significativos para poder salir a las calles debido a las obras de modernización que se llevan a cabo en su sede canónica, la iglesia de Santiago el Mayor.

Esta cofradía, que infunde de blanco y rojo las calles de la ciudad, fue fundada en 1804 por un grupo de católicos que rendían culto a la imagen del Santísimo Cristo a la Columna, ubicada en el convento de las Madres Dominicas de Santa Fe.

Desde el 13 de octubre de 1940, se estableció como filial la Cofradía del Señor Atado a la Columna, que se unió a los actos de la Semana Santa zaragozana.

Con el tiempo, esta cofradía ha absorbido a la antigua Hermandad, convirtiéndose en la heredera de su historia, cultos y patrimonio.

A pesar de los obstáculos, la cofradía ha logrado llevar a cabo la salida de sus cinco pasos, que incluyen el Cristo Atado a la Columna (hacia 1600), Jesús es condenado a los azotes (obra de Manuel Martín Nieto, 2019), La Flagelación (de J.

A. Hernández Navarro, 1998), El Señor Atado a la Columna (realizado por José Bueno en 1949) y Nuestra Sra. de la Fraternidad (de P. García Borrego, 1950). Así, el Jueves Santo en Zaragoza se convierte en un día de profunda tradición y fervor religioso, donde la comunidad se une para celebrar su historia y su fe.

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