Los voluntarios de Zaragoza realizan paseos diarios con residentes de la Casa de Amparo, mejorando su bienestar y combatiendo la soledad, en una labor valorada por las autoridades municipales.

En Zaragoza, un grupo de 26 voluntarios dedicados realizan a diario paseos con los residentes de la Casa de Amparo, una actividad que ha demostrado tener un impacto positivo en la calidad de vida de las personas mayores.

Estos paseos, que también se llevan a cabo durante los fines de semana, ofrecen a los residentes la oportunidad de salir de sus entornos cerrados, disfrutar del sol y observar el bullicio de la ciudad, lo cual, según especialistas del centro municipal, contribuye significativamente a mejorar su bienestar emocional y físico.

Supuestamente, estos momentos de interacción social y contacto con la naturaleza son considerados por expertos como fundamentales para reducir el riesgo de depresión y ansiedad en la tercera edad.

La iniciativa forma parte de un programa comunitario que busca promover la inclusión social y prevenir el aislamiento en los mayores, un problema que, presuntamente, ha aumentado en los últimos años en muchas ciudades españolas, incluyendo Zaragoza.

El compromiso de los voluntarios no solo se limita a acompañar a los residentes en sus paseos. Ellos también ofrecen conversaciones, compañía y establecen vínculos personales que enriquecen la experiencia y aportan un valor emocional insustituible.

La labor, además de mejorar el estado de ánimo de los residentes, ayuda a fortalecer su sentido de pertenencia y a reducir sentimientos de soledad, que es considerado un factor de riesgo para múltiples problemas de salud.

El consejero de Participación Ciudadana y Régimen Interior, Alfonso Mendoza, acompañado por la concejal delegada del Mayor, Paloma Espinosa, no dudaron en acompañar en uno de estos paseos y manifestaron su apoyo a la iniciativa.

Mendoza expresó que "vuestra ayuda es imprescindible porque sin vosotros no sería posible realizar esta actividad, que va mucho más allá de un simple paseo.

El sol, el aire y la vista de la ciudad tienen un valor en sí mismos y contribuyen a mejorar la salud mental y física de los residentes".

Supuestamente, esta labor altruista también tiene un carácter social y comunitario importante, ya que fomenta la solidaridad y la participación ciudadana en temas de cuidado y atención a los mayores.

La presencia de los voluntarios, que organizan sus turnos en diferentes horarios, es fundamental para mantener la continuidad del programa y ampliar su alcance.

Se estima que en el pasado, actividades similares en otras ciudades españolas lograron reducir en un notable porcentaje la sensación de soledad en personas mayores, además de promover un envejecimiento más activo y saludable.

La iniciativa en Zaragoza, que ha sido respaldada por el Ayuntamiento, refleja un compromiso social que busca humanizar la ciudad y ofrecer mejores condiciones de vida para sus habitantes mayores, un grupo que, según datos históricos, representa aproximadamente el 20% de la población local y cuyo bienestar es una prioridad para las administraciones públicas.