La destacada procesión de El Nazareno regresa a las calles de Zaragoza con la participación de la alcaldesa Natalia Chueca, tras un año sin celebrarse por las inclemencias del tiempo.
La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha querido ser parte activa en la esperada procesión de El Nazareno, una de las imágenes más veneradas de la ciudad.
Este evento, que el año pasado no pudo llevarse a cabo debido a la lluvia, marca un momento significativo en la agenda religiosa y cultural de Zaragoza.
La cofradía que organiza esta procesión fue establecida el 25 de marzo de 1759 en el convento de los Padres Trinitarios Descalzos, y rinde homenaje a Jesús Nazareno y a Santa María Magdalena.
A lo largo de su historia, esta cofradía ha enfrentado desafíos, como el ocurrido en 1808 durante los sitios de Zaragoza, donde el convento sufrió un bombardeo que lo dejó en ruinas.
En ese momento crítico, la imagen de Jesús Nazareno, datada del siglo XVII, fue rescatada, asegurando así la continuidad de esta tradición que perdura hasta nuestros días.
El Lunes Santo en Zaragoza se distingue por la celebración de siete procesiones, siendo la de El Nazareno una de las más destacadas. Otras procesiones notables incluyen las Tres Caídas de El Cavario, el traslado del Cristo de la Exaltación, y el Vía Crucis de las Siete Palabras, entre otras.
Seguir estas procesiones es también una oportunidad para explorar la rica arquitectura de la ciudad, que incluye monumentos como La Seo, La Aljafería, y la Basílica del Pilar, todos ellos iluminados de manera espectacular por la noche.
Las procesiones en Zaragoza son reconocidas por su sobriedad y meticulosa organización. Los cofrades visten con un uniforme que refleja un profundo sentido de la religión y su carácter penitencial. Esta uniformidad contrasta con la diversidad de las cofradías, que se expresa a través de la variedad de colores y estilos de los hábitos que portan.
Un elemento distintivo de la Semana Santa zaragozana es el sonido del tambor y el bombo, que se introdujo en 1940. La Cofradía de las Siete Palabras fue pionera en incorporar estos toques tradicionales del Bajo Aragón, los cuales han sido adoptados por otras cofradías a lo largo del tiempo.
Hoy en día, estos ritmos son considerados una parte esencial de la identidad cultural de los zaragozanos.
El clímax de la procesión está marcado por los redobles más impresionantes, donde los cofrades expresan su emoción al despedir a sus pasos. Además, los sonidos tradicionales aragoneses como la matraca y la carraca, junto con los ecos de las bandas de música, añaden una dimensión única a estas festividades.
Esta variedad sonora y visual convierte a la Semana Santa en un evento que no solo es religioso, sino también una manifestación cultural que une a la comunidad zaragozana.