Baltimore busca revitalizar sus viviendas abandonadas con plan millonario
La ciudad de Baltimore enfrenta el desafío de recuperar 13,000 viviendas vacías mediante un ambicioso proyecto de revitalización respaldado por fondos públicos y privados, en un esfuerzo por transformar barrios deteriorados y reducir la delincuencia.
Baltimore, una ciudad con una historia marcada por su papel como centro industrial en el medio del siglo XX, se encuentra actualmente en una encrucijada.
Con una población que ha disminuido en las últimas décadas y una gran cantidad de viviendas abandonadas, la ciudad enfrenta un reto que podría definir su futuro: recuperar las aproximadamente 13,000 propiedades vacías que todavía marcan su paisaje urbano.
Supuestamente, estos inmuebles representan un símbolo de abandono y pobreza, pero también una oportunidad para transformar la ciudad desde sus cimientos.
El alcalde Brandon Scott, en su segundo mandato, ha decidido apostar por un plan a largo plazo que busca no solo revitalizar barrios deteriorados, sino también reducir la delincuencia y promover la equidad social.
En la década de 1950, #Baltimore era un referente industrial, con fábricas y empleos que atraían inmigrantes y jóvenes de todo Estados Unidos. Sin embargo, con la pérdida de más de 100,000 empleos entre 1950 y 1995, la ciudad sufrió un declive económico y social que dejó tras de sí miles de viviendas en estado de abandono.
Actualmente, supuestamente, la ciudad enfrenta una doble crisis: por un lado, el deterioro de sus viviendas y, por otro, una tasa de criminalidad que en los años 90 alcanzó picos alarmantes.
La estrategia del alcalde Scott ha sido centrarse en una visión de largo plazo. En lugar de soluciones rápidas, ha promovido alianzas con organizaciones como la Greater Baltimore Committee y el apoyo del gobierno estatal, con la intención de movilizar un fondo que supera los 2,8 mil millones de euros (equivalente a 3 mil millones de dólares).
De ese monto, alrededor de 1,1 mil millones de euros (1,2 mil millones de dólares) ya están comprometidos, provenientes tanto del estado como de fondos municipales.
Este plan incluye la rehabilitación de viviendas existentes, la construcción de nuevas unidades asequibles y la implementación de programas comunitarios que involucren a vecinos y pequeños desarrolladores.
La idea es evitar la gentrificación descontrolada, preservando el carácter multicultural y la historia de los vecindarios.
Uno de los mayores obstáculos ha sido la percepción de que la recuperación sería demasiado costosa o que la #inversión sería insuficiente frente al tamaño del problema
Supuestamente, uno de los mayores obstáculos ha sido la percepción de que la recuperación sería demasiado costosa o que la inversión sería insuficiente frente al tamaño del problema.
Sin embargo, el alcalde ha señalado que la clave está en la constancia y en la colaboración entre diferentes niveles de gobierno y actores privados.
En paralelo, el programa busca reducir los incendios en viviendas vacías, que en los últimos años han sido responsables de más de 445 incidentes en la ciudad, muchos de los cuales han resultado en tragedias humanas.
La presencia de viviendas en estado de abandono también ha contribuido a la proliferación de actividades delictivas y a la pérdida de seguridad en varias zonas.
Supuestamente, el plan también prevé que, con el tiempo, la inversión privada comience a fluir con mayor intensidad, impulsada por un mercado en recuperación y por la mejora en la valoración de las propiedades rehabilitadas.
Sin embargo, no todos los actores del sector inmobiliario están de acuerdo. Algunos advierten que sin una regulación adecuada, existe el riesgo de que la gentrificación desplace a los residentes originales, en un proceso que podría socavar los avances sociales.
Desde la perspectiva histórica, esta iniciativa se enmarca en una tendencia global de ciudades postindustriales que buscan reinventarse a través de la inversión en vivienda y desarrollo urbano.
Algunas de las experiencias más exitosas, como las de Brooklyn en Nueva York o algunos barrios en Boston, muestran que el compromiso sostenido y la participación comunitaria son esenciales para lograr un cambio duradero.
Supuestamente, Baltimore aspira a convertirse en un ejemplo de cómo una ciudad puede transformar sus desafíos en oportunidades, utilizando la inversión pública y privada para construir un futuro más justo y próspero.
La esperanza es que, con paciencia y colaboración, la ciudad logre devolver la vida a sus vecindarios y ofrecer a sus habitantes un entorno digno y seguro para vivir.