El Consell Agrari de València implementa un plan de control para combatir el progresivo abandono de parcelas agrícolas, con el objetivo de prevenir riesgos medioambientales y apoyar a los agricultores que mantienen sus tierras en buen estado.

La iniciativa surge como una medida para hacer frente al fenómeno del abandono progresivo de tierras en la ciudad y sus alrededores, un problema que, aunque no siempre visible, tiene graves repercusiones tanto en el #medio ambiente como en la economía agrícola local.
Supuestamente, este problema no es nuevo. La historia de la #agricultura en la región valenciana se remonta a tiempos de la dominación romana, cuando se establecieron las primeras técnicas de regadío que aún hoy sustentan la huerta valenciana.
Sin embargo, en las últimas décadas, factores económicos, sociales y estructurales han contribuido al declive de muchas explotaciones, llevándolas a un estado de abandono o semi-abandono.
El presidente del CAV, José Gosálbez, ha expresado que “el abandono del campo no es solo un problema estético, sino un riesgo real para la seguridad y la conservación del entorno.
La falta de mantenimiento puede generar incendios forestales, proliferación de plagas, erosión del suelo y vertidos incontrolados, además de perjudicar a los agricultores que sí trabajan sus tierras”.
Entre las causas principales que presuntamente motivan el abandono, Gosálbez menciona la falta de rentabilidad, la dificultad para encontrar relevo generacional, el minifundismo y los cambios en los modelos productivos tradicionales.
El plan de #inspección del CAV se centra en las zonas rurales y en las áreas de regadío histórico
En respuesta, el plan de inspección del CAV se centra en las zonas rurales y en las áreas de regadío histórico, como las acequias del Tribunal de las Aguas, el Canal del Túria o los arrozales de L’Albufera.
La Guardia Rural del organismo desempeña un papel crucial en la vigilancia y el control de estas parcelas, realizando inspecciones periódicas para identificar aquellas que no cumplen con los mínimos de conservación y cuidado.
Además, la Oficina Técnica del CAV valida estas inspecciones, elabora informes técnicos y jurídicos, y emite requerimientos a los propietarios para que realicen tareas de limpieza y recuperación en un plazo máximo de un mes.
Si los titulares no cumplen, las parcelas pueden ser sancionadas por los servicios municipales.
Supuestamente, las medidas no buscan únicamente sancionar, sino promover la recuperación de la vitalidad de la huerta valenciana y prevenir riesgos que nos afectan a todos.
En esta línea, el plan también incluye la implementación de una aplicación informática que facilita la gestión de los procedimientos y el análisis de datos, mejorando así la trazabilidad y eficiencia de las inspecciones.
El objetivo final, según Gosálbez, es proteger, conservar y garantizar el futuro del suelo agrícola de València. La historia y la cultura agrícola de la región, que ha sido un referente en producción de cítricos, arroz y otros productos, dependen en gran medida del cuidado y la atención que las autoridades y los agricultores puedan brindar a sus tierras.