Un estudio de psicología revela que la calidad del micrófono en videollamadas tiene un impacto significativo en la percepción de los candidatos durante entrevistas laborales.

Un reciente estudio psicológico realizado por investigadores de la Universidad de Yale ha puesto de manifiesto el impacto que puede tener la calidad del audio en las videollamadas sobre las decisiones laborales, especialmente en situaciones de juicio inmediato como las entrevistas de trabajo.
El deterioro en la calidad del audio puede generar sesgos negativos en quienes evalúan a los candidatos.
La fluidez, entendida como la facilidad con la que procesamos la información, es un factor crítico en este contexto. Según Brian Scholl, profesor de psicología y ciencia cognitiva en Yale, la comunicación moderna que emplea plataformas como Zoom o WhatsApp ha llevado a que este fenómeno sea más importante que nunca.
En una serie de experimentos, se pidió a miles de personas de diferentes edades que escucharan grabaciones de audio de corta duración y que, posteriormente, clasificaran a los oradores.
El estudio consistió en que la mitad de los participantes escuchó una grabación de audio clara y resonante, mientras que la otra mitad oyó la misma grabación, pero con un filtrado que la hacía sonar como si proviniera de un micrófono débil y metálico.
Un ejemplo clave involucró a un candidato masculino que se postulaba para un puesto. Aquellos que escucharon la grabación de audio de mejor calidad eran significativamente más propensos a considerar al orador como un candidato viable, en comparación con quienes escucharon el audio de peor calidad.
Los participantes evaluaron la capacidad de contratación en una escala que variaba desde "muy poco probable" hasta "muy probable", y los resultados indicaron que la mala calidad del sonido llevó a percepciones de menor credibilidad e inteligencia.
De hecho, el fenómeno fue tan marcado que hasta voces computarizadas fueron vistas como más confiables cuando sonaban más ricas.
Este comportamiento refleja un aspecto superficial en nuestra comunicación que afecta nuestras impresiones de los demás sin que nos percatemos. Sonia Kang, profesora de comportamiento organizacional en la Universidad de Toronto, subraya que en situaciones como entrevistas laborales, donde no se dispone de antecedentes sobre la competencia del entrevistado, el impacto puede ser aún más significativo.
Durante tales encuentros, los evaluadores suelen basarse en percepciones inmediatas generadas por la calidad del sonido.
Además, Scholl destaca un desventaja inherente en las entrevistas virtuales, donde los candidatos pueden recibir retroalimentación sobre su aspecto, pero no sobre su sonido.
En un entorno donde los entrevistados están cada vez más en videollamadas, es fácil para ellos centrarse en su apariencia, mientras que la calidad de su audio podría quedar relegada.
Otro elemento a considerar es que, si bien el estudio busca detectar sesgos existentes, también hay preocupaciones sobre cómo las diferencias demográficas pueden influir en la percepción de los candidatos.
Por ejemplo, voces masculinas podrían ser juzgadas en función de la contratabilidad e inteligencia, mientras que las voces femeninas podrían ser evaluadas en términos de deseabilidad y credibilidad.
En resumen, mejorar la calidad del micrófono podría ser una solución eficaz para mitigar algunos de los sesgos encontrados en estas interacciones.
Las recomendaciones incluyen recordar a los evaluadores que la calidad del sonido puede no reflejar la competencia del candidato, y enfocarse en el contenido del mensaje en lugar del medio a través del cual se presenta.
Este enfoque podría resultar en una evaluación más justa y equilibrada.
Este fenómeno subraya la complejidad de la comunicación moderna y la necesidad de ser más conscientes de cómo los medios digitales pueden influir en nuestras decisiones y percepciones, incluso en algo tan crítico como la búsqueda de empleo.