Nuevos documentos revelan la certeza de Canadá sobre sonidos artificiales durante la búsqueda del sumergible Titan, generando preocupación entre expertos y familiares.

Recientes documentos obtenidos por CBC News han sacado a la luz la certeza que tenía el ejército canadiense sobre la detección de ruidos bajo el agua durante la búsqueda del submarino Titan en junio de 2023. A pesar de que se sospecha que la embarcación se implosionó poco después de su inmersión, los sonidos registrados durante la operación contribuyeron a generar esperanza entre los familiares de los cinco exploradores a bordo.

La embarcación Titan, operada por OceanGate Expeditions, tenía como objetivo el famoso sitio del naufragio del RMS Titanic, que se encuentra a unos 3,800 metros de profundidad en el Atlántico, cerca de la costa de Terranova.

A pesar de que la búsqueda fue intensa, las autoridades finalmente confirmaron la localización de escombros el 22 de junio, poco después de que se determinara que la nave había implosionado.

Los documentos revelan que el 19 de junio, un avión de patrulla de la Fuerza Aérea Canadiense, el CP-140 Aurora, registró múltiples 'golpes' que se consideraron de origen artificial.

Se pensaba que estos sonidos podían ser el resultado de un objeto golpeando el casco de un barco, lo cual llevó a creer que había posibilidades de sobrevivencia.

Uno de los documentos internos, fechado entre el 19 y el 22 de junio, destacó que "los ruidos eran altamente confiables y se consideraban de origen humano, cerca del sitio del naufragio del Titanic en una profundidad aproximada de 3,000 metros". Este tipo de información se compartió en más de una docena de correos electrónicos y actualizaciones dentro del gobierno canadiense.

A pesar de las esperanzas levantadas por los ruidos, un sonarista retirado de la Marina Real Canadiense, Roger Draper, aseguró que en el fondo del océano era común captar sonidos mecánicos que podían no estar necesariamente relacionados con la Titan.

Según Draper, detectar señales de vida a tal profundidad sin un equipo específico es prácticamente imposible.

Mientras tanto, las investigaciones continúan, tanto de la Guardia Costera de EE.UU. como del Tribunal de Seguridad en el Transporte de Canadá. Se han programado audiencias públicas en los próximos meses para detallar los eventos que llevaron a la implosión del sub.

Uno de los puntos más controvertidos es el uso de un casco de fibra de carbono en la Titan, considerado por algunos expertos como un riesgo durante las inmersiones en alta presión.

Las interrogantes sobre la infraestructura del submarino y los protocolos de seguridad han emergido a la luz pública luego de la tragedia.

El costo total de la operación de búsqueda que Canadá llevó a cabo se estima en más de 2.4 millones de euros, incluyendo equipamiento especializado y asistencia técnica.

Esta suma refleja la urgencia con la que trabajaron las autoridades canadienses en conjunto con sus homólogos estadounidenses.

A medida que emergen más detalles sobre esta tragedia, los familiares de las víctimas también han iniciado demandas que cuestionan la responsabilidad de OceanGate por alegadas negligencias durante el viaje.

En medio de toda esta incertidumbre, la búsqueda de respuestas y la justicia sigue su curso, evidenciado por el gran interés mediático y las investigaciones en marcha.

El caso del Titan no solo resalta los riesgos asociados con la exploración submarina, sino también la necesidad de regulación más estricta en la industria de expediciones subacuáticas.