Un nuevo informe del comité parlamentario recomienda cesar la colaboración en investigación con entidades chinas en áreas sensibles, planteando preocupaciones sobre la seguridad nacional.
La reciente designación de un nuevo líder para el Laboratorio Nacional de Microbiología (NML) en Winnipeg pone un foco intenso sobre las colaboraciones de investigación que se llevan a cabo con China.
Este laboratorio, que es el único de su tipo en Canadá clasificado como Nivel 4 de bioseguridad, ha estado en el centro de un escándalo que llevó a la recomendación de terminar la investigación financiada por el gobierno en áreas sensibles.
Dr.
Jean Longtin, quien asumirá el cargo en enero, tiene la tarea de abordar un informe del comité parlamentario que sugiere que el país debe cortar lazos en investigación con entidades chinas en campos tan variados como la inteligencia artificial, la robótica y las ciencias de la vida.
Esta recomendación surge tras el despido de dos científicos que generaron controversia relacionada con el espionaje chino, lo que ha puesto a la comunidad científica en alerta.
Los miembros del comité, incluidos críticos de relaciones exteriores como Michael Chong, han subrayado la necesidad de que el liderazgo del NML entienda su rol crítico en la protección de la seguridad nacional.
Chong ha afirmado que la capacidad del laboratorio para prevenir pandemias es fundamental no solo para la salud pública, sino también para resguardar la tecnología que podría ser utilizada en contra de los intereses de Canadá.
El NML se ha convertido en una pieza clave en el debate sobre la cooperación internacional en investigación científica, ya que, aunque estos esfuerzos son vitales para el avance del conocimiento, es imperativo que se priorice la seguridad nacional.
En este contexto, el comité destaca que las autoridades deben ser cautelosas al decidir con quién colaboran, especialmente con instituciones que tienen vínculos directos con la investigación militar.
El contexto de esta situación se remonta a 2019, cuando dos investigadores de origen chino-canadiense fueron expulsados del NML. Un informe del Servicio Canadiense de Inteligencia de Seguridad (CSIS) acusó a los investigadores de compartir intencionadamente información científica con China, dejando en entredicho la integridad del laboratorio.
Estos incidentes han suscitado un debate más amplio sobre la ética en la investigación y los riesgos asociados con las colaboraciones internacionales.
Mientras tanto, algunos investigadores universitarios han expresado preocupación por las complicaciones de desligarse de las colaboraciones passadas.
Uno de ellos, Hans-Joachim Wieden de la Universidad de Manitoba, ha indicado que la ruptura de relaciones con entidades que antes se consideraban seguras puede obstaculizar el desarrollo de proyectos científicos.
Wieden también ha destacado que su institución sigue cumpliendo con las restricciones impuestas por el gobierno federal que limitan estas colaboraciones con alrededor de 100 organizaciones, en su mayoría chinas, rusas e iraníes.
La respuesta del gobierno canadiense a este informe es esperada para principios de marzo, en un momento en que la necesidad de proteger la investigación local y mantener la innovación en el país se vuelve más crítica que nunca.
El laboratorio y otros organismos están trabajando para implementar formaciones que sensibilicen a los investigadores sobre las implicaciones de sus trabajos y sus potenciales riesgos.
Así, el futuro de la investigación del NML y sus relaciones internacionales se encuentra en una encrucijada, donde la seguridad nacional pesa tanto como el progreso científico.