La UE estudia la posibilidad de levantar el veto sobre el comercio de productos derivados de focas, lo que genera un debate entre cazadores y defensores de derechos animales.

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Un grupo que representa a los cazadores en los países nórdicos se muestra más optimista que nunca sobre la posibilidad de que la Unión Europea (UE) levante el veto sobre el comercio de productos derivados de focas, un veto que ha privado a los cazadores canadienses de su principal mercado.

Este reglamento fue implementado en 2009 tras una exitosa campaña de los grupos de derechos de los animales.

Johan Svalby, asesor principal en asuntos internacionales de la Alianza de Cazadores Nórdicos, comentó: “Nuestra esperanza y expectativa es que el veto se revierta y que el comercio pueda ser posible nuevamente”. En mayo, la Comisión Europea inició una revisión formal de este veto, proceso que han denominado un “chequeo de aptitud”. A diferencia de revisiones anteriores, Svalby sugirió que esta vez la comisión está tomando seriamente en cuenta las consecuencias del veto.

La revisión ocurre en un momento en que un número creciente de países de la UE que bordean el Mar Báltico expresa su preocupación por el impacto que la población de focas, que sigue en aumento, podría tener sobre las poblaciones de peces.

El mes pasado, Suecia envió una carta a la Comisión solicitando que el bloque de 27 miembros flexibilice sus reglas sobre el comercio de productos de foca, enfatizando que la gestión de la población de focas en la región depende de cazadores que actualmente carecen de un mercado para su carne y pieles.

“Ha habido un aumento drástico de estas especies en el Mar Báltico, lo que está poniendo en peligro la recuperación de ciertas poblaciones de peces importantes para la pesca costera”, explicó Peter Kullgren, ministro sueco de Asuntos Rurales, durante una reunión de ministros de agricultura y pesca de la UE en Luxemburgo.

Otros países, como Finlandia, Estonia y Letonia, apoyan la propuesta sueca para gestionar las focas grises y anilladas.

Todos comparten la preocupación por el impacto en las pesquerías locales.

“Hay muchos pescadores molestos por aquí”, afirmó Jouni Heinikoski, un ex cazador y recolector de pescado en el norte de Finlandia, quien mencionó que el aumento de focas dificulta el uso de redes de enmalle y requiere la elaboración de trampas para salmones con nylon especial.

En medio de este conflicto, el dilema ético se vuelve evidente.

Sven-Gunnar Lunneryd, un investigador de la Universidad Sueca de Ciencias Agrarias, subrayó la creencia de algunos científicos de que la recuperación de las poblaciones de peces en el Báltico depende de la eliminación de una gran cantidad de focas.

“Tenemos que reducir su número y quienes lo harán son los cazadores”, afirmó. Sin embargo, no es tarea fácil y es necesario ofrecer alguna compensación económica a los cazadores.

Svalby, por su parte, mencionó que, aunque las cuotas de caza de focas en Europa son mucho más pequeñas que en Canadá, “cumplimos aproximadamente la mitad de las cuotas que tenemos en Suecia y Finlandia”. Al mismo tiempo, Lunneryd criticó la contradicción de permitir la caza de focas mientras se prohíbe la venta de sus productos, señalando que esto va en contra de las prácticas de caza sostenible.

Desde el inicio de la revisión de las regulaciones actuales, miles de individuos y organizaciones han participado en consultas, incluidos los gobiernos de Canadá, Terranova y Labrador, Nunavut y Territorios del Noroeste, quienes han argumentado a favor de la eliminación del veto.

Asimismo, distintos grupos de derechos de los animales han manifestado su deseo de mantener la prohibición, describiendo la caza de focas como una “masacre brutal” y “cruel”.

El comisionado de la UE, Janusz Wojciechowski, ha prometido que se tendrán en cuenta las preocupaciones expresadas durante las consultas, aunque advierte que la eliminación de focas no resolverá todos los problemas que enfrenta la industria pesquera en el Báltico.

“La disminución de las pesquerías en el Báltico se debe, en gran medida, al mal estado ambiental de la zona, que afecta a la rentabilidad de la pesca”, concluyó. Se espera que la Comisión publique un informe con los hallazgos de su revisión en enero.