Investigadores canadienses encuentran que el uso excesivo de las redes sociales está relacionado con la agresión, depresión y ansiedad en los jóvenes. La falta de regulación y la participación de los padres son necesarios para controlar el experimento de las redes sociales.

El uso excesivo de los teléfonos móviles y las redes sociales está provocando un aumento de la agresión, depresión y ansiedad en los adolescentes, según advierten investigadores canadienses.

Emma Duerden, profesora de neurociencia y trastornos del aprendizaje en la Universidad de Western, ha descubierto mediante imágenes cerebrales que el tiempo frente a las pantallas ha disminuido ligeramente en comparación con el récord de 13 horas diarias que algunos padres canadienses informaron durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19.

"Estamos viendo muchos de estos efectos.

Los niños informan niveles altos de depresión, ansiedad y agresión.

Es algo real", afirma Duerden.

Además, cuando los padres dicen que sus hijos pasan más tiempo frente a las pantallas y ellos mismos se sienten estresados, los niveles de ansiedad y depresión en los niños también aumentan.

La falta de regulación y el papel activo de los padres son fundamentales para abordar este problema de salud pública, según los investigadores.

Duerden explica que, al igual que la falta de comida afecta los niveles de serotonina en el cerebro, el tiempo frente a las pantallas también puede influir en el sistema de recompensa del cerebro y llevar a una medición de la agresión en los niños.

Además, los niveles de otros neurotransmisores como la dopamina también son importantes.

Sin embargo, la mayoría de las personas no considera que las redes sociales, los videojuegos o la televisión sean perjudiciales porque las pantallas están en todas partes, afirma Duerden.

Por otro lado, investigaciones han mostrado que el uso de redes sociales puede activar regiones cerebrales relacionadas con los procesos sociales en los adolescentes.

Michaela Kent, estudiante de doctorado en neurociencia y trastornos del aprendizaje, advierte que los jóvenes tienen dificultades para concentrarse debido a la sobreestimulación que experimentan al utilizar las redes sociales y el teléfono móvil.

Para Olivia Miller, una joven de 22 años, pasar mucho tiempo frente al teléfono móvil sin absorber realmente nada era una actividad común que le causaba tristeza y ansiedad.

Después de aprender sobre cómo las aplicaciones de redes sociales están diseñadas para captar la atención, Miller decidió eliminar Instagram de la pantalla principal de su teléfono y limitar su uso.

Ahora da charlas sobre salud mental a otros jóvenes y les anima a prestar atención a cómo su estado de ánimo cambia al ver el contenido.

La Dra.

Rachel Mitchell, una psiquiatra especializada en niños y jóvenes, afirma que algunos adolescentes son más propensos a comportamientos violentos si utilizan más redes sociales.

Los algoritmos de inteligencia artificial en las plataformas de redes sociales están diseñados para atraer y mantener a las personas expuestas a más publicidad.

Ante esto, los expertos sostienen que se necesita una mayor regulación y la participación de los padres para proteger a los niños y adolescentes.

En ese sentido, la Dra.

Patricia Conrod, profesora de psiquiatría, advierte que las características predeterminadas de las redes sociales están diseñadas para adultos, pero son una parte integral de la vida de la mayoría de los jóvenes.

Además, el uso excesivo de redes sociales se ha relacionado con la impulsividad y la agresividad a largo plazo.

En Canadá, se contempla la posibilidad de implementar una legislación para proteger a los niños en línea.

Aunque los pasos individuales como reducir las notificaciones y mantener el teléfono lejos de la habitación pueden ser útiles, los expertos afirman que es necesario un enfoque más amplio para abordar este problema de salud mental en los jóvenes.